Cada pleno del Ayuntamiento de Cambrils es un espectáculo. Desde que cubro la información local –hace ya más de una década-, he sido testigo de protestas, discusiones y de la presencia inesperada de la Guardia Civil, para citar algunas. Pero lo que está sucediendo últimamente en la sala es de vergüenza ajena. Recuperar las sesiones presenciales ha sido vital para darse cuenta de que hay políticos que todavía no saben que la ciudadanía les paga un sueldo para que trabajen y no para que se envíen notitas entre ellos, como si estuvieran en el colegio, o que estén más pendientes del teléfono que de los puntos que se están tratando. Es cierto que todos, incluidas las personas que estamos en la parte de público, también miramos el móvil en alguna ocasión, pero hay momentos en los que se requiere máxima atención, como cuando se procede a la votación de un punto. Tampoco entiendo los gestos y sonidos desafortunados cuando habla una persona con la que no compartes ideología, sinceramente es una falta de respeto tanto hacia el político que tiene la palabra como hacia el público.
Todo esto ha ocurrido en los últimos dos plenos del consistorio. Pero aún falta otro detalle inaudito que pasó este pasado viernes. Apenas habían transcurrido diez minutos del inicio de la sesión cuando el alcalde Oliver Klein cortó el micro, sin previo aviso, a la portavoz de ERC, Camí Mendoza. Un gesto que desconcertó a todos porque nunca, hasta la fecha, se había dejado a un concejal sin la palabra. Esto pasó cuando se estaba votando la inclusión de las ordenanzas fiscales en el orden del día. La exalcaldesa criticaba el «Klein style» y el «caos organizativo» del gobierno cuando de repente su micro se desactivó, algo que en un primer momento no extrañó porque suele haber problemas con el sonido. No obstante, la sorpresa fue cuando el alcalde tomó la palabra para decirle que él mismo lo había apagado porque lo que estaba diciendo no tocaba. A pesar de llevar mascarillas -por cierto, algunos de los concejales mal colocadas-, se intuía la sonrisa de algunos y la perplejidad y enfado de otros.
Otro momento llamativo fue cuando Klein, en la modificación de crédito para iniciar las obras de la bodega de la Cooperativa, pasó erróneamente la palabra al concejal no adscrito Joan Maria Artigau. Mendoza recordó al líder de NMC que el reglamento establece que las intervenciones de los ediles en el pleno van de los no adscritos a los de mayor representación y que, si este no había hablado en el primer turno, no era correcto que lo hiciera en el segundo. También destacó la ironía con la que Klein dio la palabra a la exalcaldesa. Una situación que fue tachada de «Pimpinela» por el concejal David Chatelain.