El Barri Antic de Cambrils volvió a ser el epicentro de la Semana Santa este Viernes Santo. Desde primera hora de la mañana, las tres cofradías locales, la Congregació de la Puríssima Sang, la Confraria de la Mare de Déu dels Dolors y la Associació d’Antics Alumnes de La Salle, se encargaron de conmemorar el día de la muerte de Jesucristo sacando a la calle sus imágenes. Por la mañana, se celebró un Viacrucis procesional por las calles del núcleo antiguo y a lo largo de todo el día se pudieron ver en la plaza de la iglesia de Santa Maria los ocho tabernáculos que iban a protagonizar la procesión del Santo Entierro.
A las 9 de la noche llegó uno de los momentos más solemnes y emocionantes de la Semana Santa cambrilense, con la salida en procesión del Santo Entierro. Fue un acto multitudinario a lo largo de todo el recorrido, tanto dentro como fuera. Como es tradición, cientos de vecinos se mezclaron con cientos de visitantes que pasan estos días de vacaciones en Cambrils y que tampoco se quisieron perder la cita. Los ocho pasos, portados por las tres cofradías locales, ofrecieron un recorrido circular por el Barri Antic, la Parellada y la Pallissa con inicio y final en la plaza de la iglesia de Santa Maria.
Un año más, los Armats de la Congregació de la Puríssima Sang abrieron el desfile, subiendo una abarrotada calle Creus hacia la avenida Mil·lenari. El sonido de las lanzas contra el suelo y los dos tambores marcaron el ritmo durante todo el recorrido, junto a la trompeta que rompía el respetuoso silencio que acompañó a todas las imágenes. Algunas de las escenas replicadas también en ilustraciones que colgaban de los balcones del núcleo antiguo.
Tras los Armats, los más pequeños y la banda de timbales de la Associació d’Antics Alumnes de La Salle marcaban el ritmo a los pasos de ‘L’oració a l’hort’, el ‘Jesús lligat a la columna’ y el Jesús Nazareno, que ya había salido en procesión el Martes Santo. Feligreses con cirios en las manos acompañaban a las diferentes imágenes, que continuaron el recorrido por la avenida Independència y la calle Jacint Verdaguer.
Los miembros de la Congregació de la Puríssima Sang condujeron el Sant Crist y la Pietat por las estrechas calles del Sindicat y Sant Josep para regresar al Barri Antic, donde un buen número de fieles esperaban el retorno de la procesión. Les siguieron la Confraria de la Mare de Déu dels Dolors, compuesta íntegramente por mujeres, y las imágenes de la Mare de Déu dels Dolors, los improperios que llevaban un grupo de niños y niñas, Sant Joan, el paso de ‘El retorn del calvari’, y el Sant Sepulcre, que cerraba la procesión con la banda de música y las autoridades.