Las tortugas más mediáticas de La Pineda se despiden de su público con una ovación

Por tierra, mar y aire se grabó la entrada de los 35 ejemplares de Caretta Caretta al mar. Casi 200 personas quisieron despedirse de los pequeños ejemplares este viernes por la tarde

09 octubre 2020 19:11 | Actualizado a 12 octubre 2020 09:17
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El efecto coronavirus quiso ayer crear una singular coincidencia en La Pineda. El día en que la Comunidad Valenciana celebra su festividad regional, 35 de las 77 crías de la tortuga Mascletà (nada más valenciano que este nombre fallero) se liberaban en la arena de la Costa Daurada para volver a su hábitat, el mar. 

Fueron 35 porque el resto seguirán un año en cautividad, repartidas entre el Zoo de Barcelona, el Acuario y el CRAM, el centro especializado de recuperación de animales marinos. ¿Por qué? para aumentar la probabilidad de supervivencia cuando el próximo verano se haga el mismo proceso de liberación. Y es que siendo sinceros la posibilidad de que una de las 35 tortugas que ayer entraron en el mar es casi nula, admitía Aïda Tarragó responsable del Servei de Fauna i flora dle Departament de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat. 

Pero más allá de lo que pase en el futuro y dicte su veredicto la naturaleza, las 35 tortuguitas marinas que se liberaron ayer han estado mimadas y observadas hasta que el mar las engulló. Una ovación fue el punto y final de un seguimiento mediático sin precedentes. Por tierra, mar y aire fueron grabadas. Un dron, algunas cámaras de vídeo, muchas más de fotografía con objetivos inmensos y decenas de móviles inmortalizaron cada uno de sus movimientos, lentos, de tortuga, como no podía ser de otra manera (perdón por el chiste fácil).

Los dos primeros ejemplares salieron de una caja de porexpán. Una vez en la fría arena de octubre, el instinto les guió hasta el mar. Los dos siguientes también fue una pasarela mediática, una concesión para que los fotógrafos pudieran probar sus objetivos, la luz ténue del atardecer y su contacto con la espuma y el salitre.

Luego, ya se procedió con el cronómetro en mano. En cuatro tandas. Se decidió que los niños que habían estado de voluntarios con sus mayores durante los dos meses de vigilancia de los nidos, fueran protagonistas junto a sus nuevos «amigos». Y obviamente, sus padres buscaron dentro del perímetro de seguridad inmortalizar la imagen de niños y tortuguitas. Andrea y Marta, de 9 y 6 años respectivamente, y vecinas de Lleida fueron dos de los pequeños que disfrutaron de este «pase vip» para despedirse en primera fila de sus tortuguitas.

Mientras los amfibios salían de la caja de porexpán y empezaban su camino a la libertad, el dispositivo del Ayuntamiento y la Generalitat se las deseaba ante el ímpetu de las 200 personas para acercarse al máximo a las tortugas. Lógicamente, las peticiones de distancia de seguridad y circulación ininterrupmpida por el itinerario fijado para poder todos ver de cerca a los animales fue imposible de cumplirse, a pesar de que uno de los encargados se desgañitase para hacerse oir. La mascarilla fue el único sistema de seguridad sanitaria que se cumplió en un día muy especial en La Pineda.

Un verano atípico 

Del primer nido que se excavó en la playa en verano, se liberaron 14 ejemplares de los 21 que nacieron en la playa los días 7 y 8 de septiembre y los 6 que nacieron en el CRAM los días siguientes. Del segundo nido, se dejaron ir al mar 21 tortugas que nacieron todas en el CRAM a finales de septiembre.

La madre, a la que nombraron Mascletà, apostó por La Pineda casi una decena de veces, logrando poner huevos en dos ocasiones en julio. Se contabilizaron 225 de los que solo 77 han logrado eclosionar. Ayer, la mitad de las crías se liberaron, dentro de un año la otra mitad con más esperanza de vida. La idea es aumentar la población de Caretta y La Pineda ser una playa para su reproducción.

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