Juego de tronos en Cambrils

Gobernar en tierras de dragones. Cambrils vive inmersa en una crisis política eterna. La última, desatada por Junts a raíz de la contratación de un gerente, vuelve a poner en duda la estabilidad de un pacto sujeto con alfileres

07 febrero 2025 21:54 | Actualizado a 08 febrero 2025 07:00
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Una moción de censura, un pacto exprés a cuatro bandas que dejó fuera al partido ganador de las elecciones y un año y medio de mandato con dos grandes crisis de gobierno. Una de ellas sigue abierta. La política municipal de Cambrils nunca se ha caracterizado por la estabilidad, pero los últimos tres años y medio, con tres gobiernos distintos, se asemeja más a un número de funambulismo extremo. La serie de equilibrios en la que vive inmerso el alcalde, Alfredo Clúa (PSC), parece no tener fin. Un gobierno complejo, empeñado en mantener una imagen de solidez y unidad que ya pocos se creen.

Si algo ha quedado siempre claro en Cambrils es que la aritmética electoral es caprichosa. Es una ciudad que no conoce las mayorías absolutas, donde todos han pactado con todos y contra todos, donde las alianzas se sopesan tanto en las amistades como en las enemistades. Tras las últimas elecciones, ERC (4 concejales), Junts (3) y Comuns (1) dieron la alcaldía al PSC (3), dejando sin revalidar el cargo al ganador en las urnas, el Nou Moviment Ciutadà (NMC) de Oliver Klein (6 concejales).

El escenario político es frágil y las salidas de tono de dos de los partidos en el gobierno alimentan la sensación de inestabilidad. Una sensación que en los últimos meses se ha visto salpimentada con las crisis del personal y sus manifestaciones, la recogida de basuras puerta a puerta o las protestas contra la falta de mantenimiento en los equipamientos deportivos. Tampoco han ayudado la renuncia del concejal de Servicios o el anuncio de apartar a la regidora de Personal mediante un comunicado y que nunca se llegó a materializar. Por aquello que les decía del juego de equilibrios, ya saben. Las piezas son delicadas y, si se mueven, se puede desestabilizar todo el tablero.

«En las mejores familias hay desacuerdos. Hay más cosas que nos unen de las que nos separan», Enric Daza (Junts per Cambrils)

Cuando parecía que estaba sanando la herida abierta hace apenas ocho meses por el regidor de los Comuns, Jordi Barberà, el pacto de gobierno vuelve a tambalearse. Esta vez por el lado de Junts, que enciende de nuevo la luz de alarma. La formación ha denunciado públicamente que no se contó con ellos para la contratación de un gerente que tome las riendas de la corporación. Algo en lo que no están dispuestos a ceder ante sus socios.

Aun así, Junts ha querido reivindicarse como garante de la estabilidad y lanzar un mensaje de fidelidad: «Este gobierno tiene recorrido». Un mensaje que se ha quedado sin respuesta. Al otro lado, de momento optan por el silencio y sus compañeros de gobierno han declinado pronunciarse sobre esta nueva pataleta.

«En las mejores familias hay desacuerdos. Hay más cosas que nos unen de las que nos separan», manifestaba ayer en la sede del partido el portavoz de Junts, Enric Daza, escudado por las otras dos regidoras del grupo (Teresa Recasens y Laura Mellau). «Hemos entrado en debates absurdos que han provocado mucho desgaste en el gobierno», confesaba el mismo Daza después de comparecer ante los medios sin el conocimiento de sus socios.

Entre sus argumentos, algunos similares a los que usó Barberà. Que la cosa avanza demasiado lenta y que los proyectos de la formación «están encima de la mesa y esperan atención».

Oliver Klein (NMC) no esconde sus ganas de volver a gobernar y no se marca líneas rojas. Está dispuesto a sentarse a negociar con todos

Ese es el motivo que usó Daza para bloquear la contratación del gerente: «Hay otras prioridades que se tienen que atender y cuestiones en las que hay que poner toda la energía». El que fuera mano derecha de Klein, expulsado después del partido, recuperó las competencias de Urbanismo con el nuevo equipo de gobierno. Ahora asegura que cedió un año de alcaldía (el acuerdo final fue tres años para PSC y uno para ERC) a cambio de materializar algunas de sus promesas electorales (mencionó la calle Orquídies, calle Pau Casals o la vía verde).

Mientras, como rumor de fondo, Oliver Klein. El líder del NMC lleva año y medio poniendo en entredicho el pacto ‘antiKlein’ y reclamando su lugar como fuerza más votada en las últimas municipales. «Hemos llegado a una situación catastrófica», expresaba después de esta nueva crisis desatada en el equipo de gobierno. El exalcalde no esconde sus ganas de volver a gobernar y no se marca líneas rojas. Está dispuesto a sentarse a negociar con todos para «dar el cambio de rumbo que Cambrils necesita».

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