La estación de Sant Vicenç de Calders fue un núcleo estratégico ferroviario ya a finales del XIX. Allí confluían tres líneas que durante la Guerra Civil fueron clave entre Catalunya y el resto del territorio republicano y entre el frente y la retaguardia. Por eso fue un objetivo de la aviación legionaria italiana y de la Cóndor alemana instaladas en Mallorca y que apoyaban a Franco.
Atacando la estación de Sant Vicenç se inutilizaban 3 de las 4 líneas ferroviarias catalanas y sobre todo se paraba el suministro de material bélico al frente de Aragón y del Ebro
La estación de Sant Vicenç sufrió 101 ataques entre bombardeos y ametrallamientos que dejaron 83 muertos y más de 200 heridos además de daños en las vías y de la estación.
Dos devastadores
Todavía hay quien recuerda aquellos devastadores ataques del 28 de marzo y del 8 de octubre de 1938 que causaron 22 y 40 víctimas mortales. Esos días las bombas cayeron sobre dos trenes de pasajeros que estaban parados en la estación.
El 28 de marzo a primera hora cuatro bombarderos italianos Savoia S-79 lanzaron 50 bombas sobre el núcleo ferroviario. El 8 de octubre un hidroavión Heinkel He-59 lanzo un arsenal que cayó a escasa distancia de un tren que realizaba el trayecto Reus-Barcelona.
Las instalaciones médicas de El Vendrell fueron insuficientes y los heridos fueron trasladados a hospitales de Tarragona, Vilafranca y Barcelona.
Este sábado el director general de Memoria Democrática, Diego Blázquez, y el alcalde de El Vendrell, Kenneth Martínez, destaparon una placa en recuerdo de las víctimas de la aviación fascista sobre la estación en el 85 aniversario de los ataques.
El objetivo es recordar a las víctimas pero también unos hechos que no deberían repetirse.
Blázquez señaló que el homenaje cumple los objetivos de tener presentes los momentos y espacios de un pasado complicado y reconocer a las víctimas y la parte de heroísmo que mostraron.
Durante el acto una mujer que llegaba en tren se encontró con la conmemoración y recordó emocionada que su abuelo y su padre padecieron aquellos bombardeos y que fueron los vecinos de la colonia ferroviaria quienes recogieron los cuerpos y atendieron a los heridos.
Pese a los bombardeos la estación no dejó de operar. En El Vendrell se establecieron diferentes compañías del Batallón de Vías y Obras de Ferrocarril encargadas de reparar los daños en las infraestructuras.
Ante el aviso de un atque, si había tiempo, las familias de la colonia ferroviaria corrían hasta masías cercanas como Mas Astor o Mas Borràs o al núcleo de Sant Vicenç. Pero si no, el refugio podía ser la salvación.
Construyeron un refugio desde el que un vecino escribió en una sencilla libreta cómo eran aquellas horas bajo las bombas.
Joaquim Pell escribió en su libreta: «buscamos palas y picos. Estamos cerrados. Es la niebla del humo y el polvo. Hay heridos. Chillan desesperados. El bombardeo sigue» o «no nos vemos los unos a los otros. Algunos ya chillan desesperados. No puedo respirar».
y recordaba a las víctimas. Muchas de ellas pudieron ser identificadas tras años de investigaciones.
El director de Memoria Democrática señaló que en la historia hay figuras que han destacado por su lucha por la paz y los valores, como Pau Casals, pero que por esos mismos valores tambilen lucharon y perdieron la vida vecinos anónimos que merecen el homenaje y el recuerdo.
La placa que recuerda a las víctimas ha de ser también una lección de futuro. El director general de Memoria Democrática señaló que las políticas de memoria «son de la sociedad que queremos tener. Conocida desde una perspectiva crítica. Conociendo lo malo y lo bueno».
Consulta el informe oficial y cómo se hizo la identificación de las víctimas.