Altafulla ha echado definitivamente atrás el proyecto para construir un aparcamiento de pago en la calle Via Roviano, justo detrás del Mercadona y a tocar de la antigua N-340, en el que fue el complejo Les Bruixes.
Se trata de un solar que estaba habilitado como zona de estacionamiento desde hace casi veinte años, pero que nunca ha llegado a estar en funcionamiento. Según explicó la concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, Marisa Méndez-Vigo, «hemos tomado la decisión de liquidar el convenio con una empresa privada con la que teníamos un acuerdo desde el 2012 porque, después de un informe desfavorable elaborado por parte del Consistorio, vemos una imposibilidad real de construir este aparcamientos público».
La concejal no dio más detalles del motivo por el cuál en el pleno de enero se debatió este punto, pero sí que avanzó que «ahora estos terrenos deben pasar a ser municipales, una vez queden inscritos en el registro de la propiedad de Torrdembarra, a favor del Ayuntamiento de Altafulla». Lo que todavía está en el aire es qué uso se les va a dar a partir de ahora: «Es un terreno rústico. Por ahora sobre él no hay ningún proyecto en mente», aseguró la concejal.
Más modificaciones
La liquidación del convenio con la empresa privada para no construir el aparcamiento en Via Roviano se hizo a través de una modificación del POUM, que quedó aprobada en sesión plenaria, al igual que también se aprobó otra modificación referente a la modificación de los usos de determinados edificios catalogados del municipio, entre los cuáles se encuentra el Xalet de la Creu, situado en la zona de La Cabana.
Como ya avanzó el Diari el pasado mes de septiembre, el Ayuntamiento de Altafulla ya tenía previsto un cambio en el Plan de Ordenación Urbana para que esta edificación tuviera la opción de ‘huir’ de los usos meramente residenciales a los que estaba atada y pudiera acoger actividades económicas diversas, tales como convertirse en una casa rural o en un pequeño hotel, entre otros. Esta modificación afecta también a otros edificios del municipio, como son la Villa Marcia, cercana a la plaza Martí Royo, y la Masia Cal Vitali, la estructura que acoge el restaurante Voramar, a pie de playa.
Finalmente, cualquier intervención que pudiera hacerse sobre estos edificios deberá garantizar la preservación de la fachada, la estructura principal y los elementos arquitectónicos de los mismos.
