Beatriz Bizot fue la primera en hablar en el Parc de la Riera de Vila-seca. La escultora francesa afincada en Tarragona fue la encargada de explicar su obra, Les Portes de la Memòria, que representa un homenaje y un recordatorio a las 14 personas que fallecieron a consecuencia de las bombas de la Guerra Civil.
Unos artefactos que cayeron en dos casas de la calle de Sant Antoni un 28 de diciembre de 1938. 11 personas perdieron la vida bajo los escombros y una fue rescatada en vida. Los otros tres fallecidos murieron en otros puntos de la ciudad.
Poco después de las 17 horas, una placa y posteriormente esta escultura quedaron al descubierto. Bizot fue la primera en hablar. Luego la concejala de Cultura Manuela Moya y finalmente el alcalde, Pere Segura, cerró los parlamentos.
La escultura es un rostro con los ojos cerrados y un aspecto sereno. De 2,3 metros de ancho y dos de alto, está desde el lunes colocado en una zona verde de este punto de la ciudad. La cara mira hacia la ciudad, hacia la calle Sant Antoni donde hubo los dos bombardeos urbanos. Y representa la memoria de todos. «Cada uno tiene un pedacito de esta memoria y tiene un color, una intensidad de recordarla diferente», explico la artista.
Sus ojos cerrados como si quisiera un deseo d eforma intensa o esforzara la memoria a no olvidar un pasaje refleja este sentimiento de no olvidar unos hechos que en palabras de Moya «jamás debieron haber pasado».
Además de la serenidad del rostro, dos figuras más pequeñas, un hombre y una mujer están situadas delante y detrás de este grupo escultórico, que además de representar una cara es una puerta del pasado, presente y futuro.
El homenaje a las víctimas y el recordatorio contó con la presencia de algunos descendientes, que aplaudieron el gesto y el significado de Les Portes de la Memòria.
Luego vendría una pequeña excursión para descubrir dos placas instaladas en los dos edificios que sufrieron el bombardeo y dos conferencias y una exposición para que la memoria colectiva de aquellos hechos siga muy presente.