El GEPEC–EdC ha presentado observaciones al proyecto de construcción de la factoría Lotte Energy Materials. Según recuerda la entidad, «esta fábrica tiene como objetivo la producción de elecfoil, una lámina ultrafina de cobre que es un componente esencial para las baterías de los vehículos eléctricos. Aunque este proyecto se enmarque dentro de la llamada economía verde, no está exento de impactos, algunos de ellos muy significativos».
En primer lugar, según Gepec, «se parte de la base de que se está tramitando un proyecto que aún está pendiente de trámites anteriores: así, todavía no hay resolución respecto al plan parcial del sector del municipio (SUD-4 Els Comellarets), el proyecto de reparcelación ni el de urbanización». «No se trata de algo irregular, pero ciertamente da la impresión de que el Ayuntamiento quiere ir muy rápido, dando por hecho que los pasos previos del proyecto saldrán adelante sin demasiado problema», aseguran.
«El promotor, en el proyecto inicial, ha analizado los posibles aspectos ambientales afectados por el desarrollo, evaluando si los impactos son compatibles, moderados o críticos. Ha estudiado factores como la población, la salud humana, la biodiversidad (flora y fauna), la geología, el suelo, el subsuelo y las aguas subterráneas, el aire, el agua, el medio marino, el clima, el cambio climático, el paisaje y el patrimonio. En relación con esto, concluye que todos los impactos son compatibles, excepto en los vectores aire y suelo. Sin embargo, desde el GEPEC se cuestiona esta evaluación, considerando que ha sido demasiado optimista, ya que se trata de un proyecto de grandes dimensiones que necesita grandes cantidades de productos químicos peligrosos», lamentan
En cuanto a las dimensiones del proyecto, «la actuación urbanística abarca unas 44 hectáreas, con una altura de edificaciones que en algunos casos puede llegar a los 25 metros. Esto implica un impacto visual notable que deterioraría el paisaje de mosaico agroforestal característico de la zona. En este caso, cabe subrayar que el análisis del paisaje realizado por el promotor no se adecúa a la realidad del territorio», reza el comunicado
«Es preocupante que, en el apartado dedicado al impacto sobre la población, no se haga ninguna mención a la urbanización Club Mont-roig, situada a solo 300 metros de la zona de estudio y donde residen 500 personas. La proximidad de esta urbanización podría conllevar riesgos que deberían evaluarse específicamente», asegura el Gepec.
Otro aspecto relevante es el «acuífero del Baix Camp, donde se considera que el impacto potencial podría ser grave. A pesar de esto, las medidas concretas para evitar posibles infiltraciones contaminantes en las aguas subterráneas aún deben definirse. La urbanización de este sector conllevaría un impacto muy grave sobre su biodiversidad. El propio promotor expone que durante la fase de construcción se producirán pérdidas importantes de vegetación y, al mismo tiempo, se verá afectada la fauna, ya que se perderán hábitats y zonas de nidificación. Esto es obvio, puesto que el sector SUD-4 pasará a convertirse en un área urbanizada artificial, y por lo tanto, con una biodiversidad gravemente alterada. Aun así, la documentación ambiental considera que los impactos sobre la biodiversidad serán compatibles, lo cual no tiene mucho sentido»
Peligrosidad de los reactivos empleados en el proceso: ¿somos realmente conscientes de los riesgos?
El Gepec, en el escrito, informa de que «para producir el elecfoil, se utilizarán sustancias químicas, algunas altamente peligrosas, como el ácido sulfúrico, el ácido clorhídrico y el ácido crómico. Estos ácidos son corrosivos y tóxicos, especialmente el ácido crómico, y pueden tener efectos graves tanto para la salud como para el medio ambiente»
«A pesar de la peligrosidad de estos productos, en la documentación aportada no hay un plan de gestión específico y detallado para minimizar los riesgos asociados. Por lo tanto, el anteproyecto que se redacte debe definir adecuadamente las medidas a tener en cuenta para el almacenamiento, manipulación y tratamiento de los residuos químicos, garantizando la seguridad tanto de los trabajadores como del entorno», dicen
Consumo excesivo de agua
Finalmente, subrayan que «según la memoria del proyecto, el agua será suministrada por el Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT), entendiendo que provendrá del Ebro a través del minitrasvase. El consumo será de 2.500 m³/día, lo que equivale a 912.000 m³/año (más de 0,9 hm³/año). Sin embargo, la cantidad total de agua utilizada en todo el proceso será de 4.500 m³/día, por lo que faltarán 2.000 m³/día, que según la memoria, provendrán de agua reutilizada».
Llegados a este punto, «cabe señalar que añadir un hectómetro cúbico de consumo al año al agua que proviene del minitrasvase del Ebro, sumado a las nuevas demandas para el Camp de Tarragona, como el proyecto de reciclaje de baterías de BASF y la posible construcción del complejo Hard Rock, puede acabar agravando el problema del agua en esta zona. Conviene recordar que esta región está utilizando un recurso que no tiene y que debe traer de la cuenca del Ebro, la cual ya presenta problemas hídricos en estos momentos. En consecuencia, el proyecto no debería salir adelante, sobre todo si no se encuentra una fuente alternativa de agua (que debería ser reutilizada)».
