En el puerto de Torredembarra hay un barco que hace cinco años que no se mueve. Es más, está ‘anclado’ en la dársena, a la espera de que se reparen unos daños que sufrió en marzo del 2018 y que todavía no se han restaurado. Es el barco ‘Dory’, propiedad de Claude Poncini. Durante un pequeño temporal, se rompieron los amarres a los que estaba agarrada y la embarcación golpeó contra el muelle, provocándole una serie de desperfectos que, a día de hoy, todavía no se han arreglado.
La responsabilidad de subsanar los daños recae, según Poncini, sobre el puerto torrense y por ello reclama que se hagan cargo de forma «urgente» de ponerle solución. «Quiero que mi barco sea reparado para poder irme», insiste. Si no lo ha hecho todavía es porque «tardaron mucho en reconocer su responsabilidad», con lo que «no se pudieron efectuar los trabajos a tiempo y en todos estos años yo no he podido continuar con mi navegación».
El paso del tiempo ha hecho aumentar, además, los costes de la reparación que, según el propietario de Dory, «si en 2018 eran de 6.000 euros, ahora esto se ha incrementado». A ello, Poncini le añade «los gastos de los viajes que he tenido que hacer para arreglar la situación y sin obtener resultado alguno», con lo que la cantidad que solicita que se le abone asciende a aproximadamente 10.000 euros.
Ahora, tras esta larga espera sin haber obtenido respuesta, Poncini ha tomado una última determinación: colgar una pancarta en la embarcación, denunciando su «secuestro» por parte del puerto. «Si esto no se arregla, acabaré yéndome», sentencia.
Con desperfectos anteriores
El puerto de Torredembarra no comparte, en absoluto, las denuncias que lanza Claude Poncini. En primer lugar, el capitán de la instalación, Oriol Milà, niega rotundamente que haya un «secuestro» del barco: «El puerto ni tiene su custodia, ni lo tiene retenido», aclara, e insiste en que «si él se quiere llevar el barco, que se lo lleve».
Además, Milà reconoce que «situaciones como esta se dan continuamente en todos los puertos», pero normalmente se encuentra una solución. En este caso, «el peritaje concluyó que el barco ya tenía desperfectos previos a los golpes. Ahora Poncini reclama que éstos también se reparen, cuando no debe ser así. Es él quién debe hacerse cargo de estos daños, y no nosotros».
Abandonado
En cuanto al primer peritaje realizado a los pocos días después del incidente, el capitán del puerto mantiene que «Poncini no lo reconoció». En ese momento, «lo que tenía que hacer era denunciarlo e ir a juicio, él con su peritaje y, el puerto, con el nuestro». La denuncia no se interpuso y, en cambio, los meses han ido pasando hasta el punto de que, ahora, Dory está abandonada.
En este sentido, Oriol Milà explica que «si pasados seis meses del suceso, el propietario no reclama el barco, la Generalitat activa el proceso de abandono. Nosotros advertimos a Poncini de que esto sucedería si no lo reclamaba. Hemos intentado contactar con él en incontables ocasiones, pero nunca hemos obtenido respuesta y ahora este barco se considera abandonado».