PortAventura World y Hard Rock comparten muchos puntos en común dentro de un extenso juego de competencias y siempre con la mirada puesta en lo que otros territorios y ciudades pueden llegar a tener e impulsar.
Así, ambos comparten un inicio apoyado e impulsado por parte del mismo sector político del momento, tener defensores y detractores –el PSC en el caso de PortAventura y la Plataforma Aturem el Hard Rock y los Comuns en el caso del proyecto hotelero– hasta tener que perfilar y actualizar de manera continuada su proyecto para adecuarlo dentro de la normativa actual y su contexto territorial.
Con la mirada y la evolución de cerca de 30 años, los expertos aseguran que PortAventura significó, para todo el territorio de la Costa Daurada, un salto cualitativo que profesionalizó el sector dentro del parque con unas claras indicaciones y directrices americanas, y que, con el tiempo, traspasó fuera de sus propios límites para impregnarse en todo el tejido turístico de la zona.
Con su llegada, residentes y turistas encontraban en PAW un mundo propio con atracciones únicas y perfectamente cuidado que impulsó la llegada de nuevas tendencias y estilos. Por todo ello, la calidad urbanística de PAW ayudó a mejorar la situación de forma estructural y coyuntural de toda la zona turística.
Con la llegada del parque temático las principales ciudades de la Costa Daurada también entendieron la necesidad de impulsar un relato propio relacionado con el turismo y el ocio familiar.
Años después, con el anuncio de la llegada de Barcelona World, la ilusión volvió al territorio ya que veían en el proyecto un nuevo revulsivo para seguir atrayendo turistas a la zona y ser interesante para un público que quizá, hasta el momento, no se había fijado por la Costa Daurada más allá de su fuerza a nivel de sol, playa y relevancia gastronómica.
Seguramente, Hard Rock, no cambiaría del todo el perfil del turista que visita la zona pero sí que habría un incremento cuantitativo de turistas que, de forma continuada, visitarían el territorio hecho que ayudaría también a su desestacionalización.
Hasta el momento, Hard Rock ha presentado tres grandes proyectos que ha ido variando con el plazo de los años donde ha ido rebajando de forma considerable su volumen de casinos y hoteles.
Expertos como Josep Oliveras aseguran que el proyecto Hard Rock tiene que ir más allá del proyecto lúdico y tendría que contemplar y dimensionar todo su impacto urbanístico.
En todo caso, lo que si sería negativo para la zona sería la implantación de otros hoteles sin el prestigio ni el nivel de la marca hotelera americana o bien, que todas las vacantes laborales generadas con la llegada de este macroproyecto no den respuesta a las personas que están parados y son del territorio. De ser así, se entraría en un entorno circular pero que no daría respuesta a la situación actual.
Posicionamiento conocido
El hecho que no haya estudios independientes hace que todo sea una «larga declaración de intenciones» donde los profesionales y expertos piden cautela para no romper el equilibrio territorial actual ni colapsar el territorio ante la llegada de otros proyectos.
En clave política, el posicionamiento de los máximos dirigentes locales es más que conocida.
El alcalde de Salou, Pere Granados, lamentó en diversas ocasiones el «poco compromiso» del Govern y expresó su preocupación por un proyecto que lleva más de 10 años parado y donde el Govern «solo hacer que poner trabas”.
Por su lado, el alcalde Vila-seca, Pere Segura, ya dijo en su momento que desaprovechar un proyecto así era «perjudicial» para el territorio y aseguró que «no solo se podía perder una oportunidad única, sino que también estaba en juego la credibilidad de Catalunya de cara los operadores e inversores.
Finalmente, desde el sector empresarial, Berta Cabré, presidenta de la Federació Empresarial Hostaleria i Turisme de Tarragona (FEHT) aseguró en su momento que el país está dando una «imagen ridícula a nivel inversor».
Cabré reiteró que el sector esperaba que el proyecto pudiera desencallarse pero las últimas declaraciones por parte de las grandes formaciones políticas ponían el proyecto como una moneda de cambio cuando una inversión de esta magnitud no puede verse desde esta óptica.
Berta Cabré insistió en que el turista que puede atraer ayudaría a la desestacionalización.