No dudó en entrar en el mar –junto con dos hombres– para poder rescatar a una persona flotando en el agua en Cunit. Una acción que realizó cuatro días después de que dos personas fallecieran ahogadas en Tarragona –un menor que se tiró y un turista alemán que también se lanzó al agua para rescatarlo–.
B.F. relata aquellos momentos de incertidumbre –inicialmente no sabía qué era aquello que estaba flotando– hasta que entre los tres lograron sacar a la arena a la víctima. Allí comenzaron las labores de reanimación, que no lograron salvarle la vida. Ella se marchó a casa con mala sensación, porque a pesar de que lo había intentado, no había podido salvar la vida de aquella mujer.
B.F. pasa una temporada en casa de sus padres en esta localidad costera del Baix Penedès. Precisamente, el pasado lunes estaba paseando por la orilla de la playa con su madre. Recuerda que el mar estaba «bastante alterado». «Vi algo que me llamó la atención. En un primer momento parecía una bolsa». Estaba entre los espigones. Quiere dejar claro que en ningún momento vio a la víctima pedir auxilio.
Un rato mirando
Recuerda que estuvo un rato mirando aquello, que sobresalía según las olas. Finalmente, vio que posiblemente no era un objeto sino un cadáver flotando y a las 19.29 horas llamó al teléfono de emergencias 112: «Les dije que daba la sensación de que era un cuerpo, vi como una camisa».
Le pasó el teléfono a una mujer que estaba allí al lado para que facilitara la ubicación y ella se metió en el agua vestida. No fue necesario que se quitara el calzado porque estaba caminando descalza por la arena.
Por aquel entonces, las olas habían acercado el cuerpo más a la arena. Cuando B.F. se introdujo en el agua, también lo hicieron dos hombres, que estaban en la arena. En aquel momento ya se podía distinguir que era una persona. Estuvieron caminando hasta una zona donde el agua les llegaba encima de la cintura.
Boca abajo
Allí estaba la mujer, boca abajo, vestida con pantalón, jersey y botas. B.F. cogió de las axilas a la víctima y los dos hombres de las piernas y los brazos. La pusieron boca arriba y rápidamente la llevaron a la arena. Allí, le quitaron el jersey y dos mujeres comenzaron a realizarle el masaje cardiaco, mientras una de ellas decía que parecía que tenía pulsaciones aunque débiles.
Llegaron los bomberos y después el personal médico, que con un desfibrilador comenzó a darle descargas y seguir con el masaje. Mientras, el helicóptero de Salvamento Marítimo rastreaba la zona por si pudiera haber alguien más.
Maniobras de reanimación
B.F. se sentó después de salir del agua y cuando vio al personal médico con el DEA estaba atendiendo a la víctima decidió irse a casa a cambiarse de ropa. Reconoce que el agua estaba fría, «pero estoy acostumbrada a nadar». Sobre si cree que puso en riesgo su vida, asegura que no, «era una situación controlada porque no tuvimos que nadar. El riesgo era menor».
Ayer volvió a la playa. Había olas, pero nada que ver con las del día anterior. Su cabeza da vueltas sobre que si hubiera salido media hora antes de su casa el lunes quizás podría haber salvado a la mujer.
Una de las sugerencias que lanza es que en el paseo de Cunit tendría que haber desfibriladores DEA o DESA, como ocurre en el paseo del vecino municipio de Cubelles. Cree que con este aparato se podrían salvar vidas.