La irrupción del coronavirus este 2020 ha trastocado la planificación del Ayuntamiento de Vila-seca para el futuro de La Pineda. Uno de los pilares en los que este núcleo de la ciudad se ha convertido en un referente turístico mundial son las dos parcelas municipales que en su día se transformaron en Pineda Drink, Aquopolis y la discoteca Pacha.
La irrupción del parque acuático, hace ya unos 30 años, de una de las discotecas de más prestigio mundial (años más tarde) y una línea de locales nocturnos a pocos metros de la playa dieron en aquellos años de finales de siglo XX un impulso magnético de turismo nacional e internacional.
Luego, la necesidad de equilibrar ocio nocturno y vecindario, las nuevas normas de consumo de alcohol y también la cultura de los nuevos jóvenes hizo cambiar la línea de negocio de La Pineda Drink, pero mantuvo el prestigio de las «dos cerezas» de Pacha y de los delfines y toboganes de Aquopolis.
Aquella apuesta municipal y empresarial ha sido un éxito, tal y como se ha comprobado en estas últimas décadas. Ahora, cuando el fin de la concesión administrativa llega a su fin (quedan dos años y muchos meses a partir de enero), el actual equipo de gobierno y en diálogo con los partidos de la oposición se ha puesto encima de la mesa qué debe plantearse en ese espacio para que a partir de 2023 no quede un paréntesis vacío que termine siendo contraproducente para La Pineda y su oferta turística.
Sin prisa, pero sin pausa
El alcalde de Vila-seca, Pere Segura, admite que la prórroga de dos años que avala un real decreto-ley del Estado, publicado en marzo y para hacer frente a las consecuencias económicas del coronavirus, da más margen de reflexión para pensar en el futuro postAquopolis Pineda Drink y Pacha.
«Este equipo de gobierno tiene claro que La Pineda merece tener un atractivo turístico que cumpla los mismos requisitos que ha hecho el parque Aquopolis en estas décadas: un polo de atracción por sí mismo, fomentar la desestacionalización y dar prestigio de calidad al territorio».
Con estos conceptos, el Ayuntamiento quiere empezar a esbozar un concurso internacional de ideas que cumpla estos requisitos genéricos y que puedan dar con la tecla del éxito que en su momento fue el parque acuático y su entorno de ocio nocturno.
La propuesta está en una fase embrionaria, pero lo que quiere el Ayuntamiento de Vila-seca es que desde la finalización de la actual concesión hasta la nueva no queden temporadas veraniegas sin nada que ofrecer a los turistas.
«Hablar de lo que vendrá es imposible, porque habrá que ver los planteamientos que nos ofrezcan los participantes en este concurso internacional. Lo que sí tengo claro es que no nos casaremos con nadie y el que ofrezca la mejor apuesta turística para La Pineda será la que tendrá nuestro apoyo», remarca Segura.
El futuro de Aquopolis
La finalización de la concesión actual del parque acuático en 2023, según establece el real decreto-ley y cuya fecha podría moverse si la pandemia sigue activa, no implica que en el futuro se haya de desmontar el parque y no pueda haber otro Aquopolis. Todo lo contrario, la posibilidad de parque acuático entrará enjuego junto a las posibles ideas que puedan llegar al consistorio.
Desde Aquopolis tienen claro que los años que llevan asentados en La Pineda han sido un éxito recíproco, tanto a nivel empresarial como de prestigio turístico para esta zona de la Costa Daurada. Otra cosa será que en función de como se gestione la nueva concesión, el concepto de parque acuático deba sufrir un cambio de modelo y adaptarse a los nuevos tiempos.
Uno de los factores que sí deberá reconvertirse para adecuarse a las leyes catalanas vigentes es el papel del delfinario dentro de la oferta de agua existente. Los delfines y sus shows ya han pasado a mejor vida, tras las nuevas leyes parlamentarias para la protección animal.
Sin embargo, los cuidadores de estos cetáceos son conscientes de que su nacimiento y crecimiento en cautividad son un handicap para volver a mar abierto y su probabilidad de superviviencia muy baja.
Por ello, desde el parque se busca un concepto más pedagógico y educativo para que los delfines vivan en su hábitat y de paso se pueda concienciar de la fauna marina a los visitantes que vengan.