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El Ayuntamiento de Calafell ha entregado siete pisos a familias del municipio que estaban en una emergencia habitacional. Ahora esas familias disponen de una vivienda por las que abonarán una cantidad ajustada a sus posibilidades.
Todas las viviendas son de propiedad municipal. Entre ellas están las antiguas casas de los maestros que se construyeron hace décadas para acoger a los profesores que llegaban al municipio.
El consistorio las tenía cedidas a Ensenyament pero las fue recuperando. Tras rehabilitarlas con ayudas de la Diputació, las ha destinado a vivienda social.
Violencia de género
Hay una octava vivienda que queda reservada para situaciones de emergencia y para poder acoger a víctimas de casos de violencia de género.
Para estas siete viviendas entregadas se abrió el pasado agosto la inscripción y hubo 36 solicitudes. Eran unidades familiares que sumaban 98 personas con un 40% de menores de edad. La mayor parte eran familias monoparentales, principalmente mujeres con hijos aunque también se han presentado hombres solos.
Crecimiento
La situación muestra la necesidad de vivienda social en el municipio. Calafell es el segundo municipio que más crece en Catalunya y ya se acerca a los 30.000 empadronados. Cada año crece en unos mil empadronados.
El alcalde, Ramon Ferré, lamenta que ni la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, ni los bancos ni la Generalitat ni los continuos cambios normativos han servido para resolver el problema. Ahora puede ofrecerse vivienda social de alquiler «después de muchos años de proyectos que no han cuajado».
Además de las viviendas que el consistorio espera lograr para una bolsa de alquiler social, ya anunció el proyecto de impulsar la construcción de un centenar de pisos para alquiler social. El consistorio pondrá el suelo y una empresa levantará los pisos y los gestionará mediante una concesión por un periodo largo.