La situación climática con aumentos de temperatura y falta de agua no hace pensar que el césped siga siendo el indiscutible protagonista de los jardines públicos. ¿Más bonito? Puede, según los gustos. Pero este no es lugar de lluvias y humedades.
Así que hay que reinventar el diseño de los jardines y sobre todo las especies que deben ser protagonistas en el espacio verde público. Deberán ser especies resistentes al calor y a la sequía y que requieran de menos cuidados. Un cambio en la imagen de los jardines.
Incluso plantas autóctonas como el romero, el pino blanco o la jara sufren la sequía. ¿Qué plantar entonces? Porque esos espacios verdes son esenciales para regular la temperatura de las ciudades, asentar las tierras e incluso favorecer a la estabilidad emocional de los ciudadanos.
13,9 m2 por habitante
El Ayuntamiento de Calafell ya aprobó un Plan Director de Espacios Verdes que por un lado ha analizado la situación actual. En el municipio hay 172 unidades de gestión de espacios verdes de las que 159 requieren de mantenimiento habitual y el resto no tienen mantenimiento frecuente y no son utilizables por la ciudadanía. En total son 384.969 m2 de espacios verdes, lo que supone 13,9 m2 por habitante.
Pero cuentan parterres, rotondas, vallas de separación de carreteras y zonas no utilizables por los vecinos. Los urbanistas señalan que la calidad de vida de una población aumenta a medida que ese porcentaje por habitante crece.
El Plan Director de Espacios Verdes también analiza la funcionalidad de estas zonas y determina cómo reinventarlas o diseñar las nuevas según su ubicación, uso, y qué especies son las más aconsejables por su resistencia a la situación climática y que requieran de menos cuidados.
El concejal de Ecología Urbana, Aron Marcos explica que las nuevas zonas verdes ya se están diseñando, en formas y tipología de especies con esos criterios como se hace con el que ha de ser nuevo parque de Mas Mel. Así contempla desde terrazas a retenedores de agua lluvia y las plantas más adecuadas.
En principio se apuesta por especies autóctonas, pero no hay que descartar foráneas, «siempre que cumplan esa función ambiental y no sean invasoras», señala Marcos.
Esa experiencia ya se prueba en el Instituto de Jardinería y Agricultura Les Garberes de Castellar del Vallès. Allí se estudia con especies de Australia, Sudráfrica o California, más resistentes a la falta de agua y donde señalan que resisten incluso cinco años sin regar. Resisten con la escasa lluvia caída. Es una cuestión necesaria de sostenibilidad en una tendencia de sequías más intensas.
Un jardín con césped consume hasta 1.500 litros de agua por m2, algo fuera de toda lógica en la situación actual en la que se ha tenido que aplicar medidas de mínimo mantenimiento de supervivencia, con agua freática, en las zonas verdes consideradas refugio climático.
El riego está prohibido desde febrero en 239 localidades por la declaración de emergencia del Plan Especial de Sequía que se va a mantener en Catalunya pese a las lluvias de los últimos días. Pero las zonas verdes son necesarias. Ambiental y emocionalmente.
Así en los nuevos jardines deben ganar protagonismo el árbol de fuego (Brachychiton acerifolium), el lapacho negro (Andronthus heptaphyllus) o el árbol de coral (Erytrina caffra) y menos chopos, tilos o castaños de indias que resisten poco a las sequías.
Calafell también aprobó un plan de arbolado para definir qué ejemplares son los más adecuados para cada zona e incluso calle tanto por su mantenimiento como resistencia o que no dañe aceras y asfalto.