Faltan dos semanas para que llegue la Semana Santa, momento que tradicionalmente marca el inicio de la temporada turística en la Costa Daurada. La mayoría de hoteles y campings están estos días ultimando los preparativos para reabrir de cara a una de las épocas vacacionales que pueden servir de termómetro para medir cómo se comportará este año el sector turístico. El objetivo, de partida, es volver definitivamente a las cifras de 2019, antes de la pandemia.
Aunque es pronto para disponer de previsiones exactas, los empresarios del alojamientos reconocen que la semana que viene será clave de cara a lograr buenas ocupaciones en los días de Semana Santa. «Este es un período vacacional que siempre funciona con cliente de proximidad y reservas de muy última hora», detalla la presidenta de la FEHT, Berta Cabré.
En este sentido, apunta que la previsión meteorológica será un factor crucial para el comportamiento del destino. «Eso se nota más todavía al ser una Semana Santa temprana, en marzo, y la gente se espera hasta último momento para decidir si viajar a la costa u optar por otros destinos», afirma.
Por otro lado, a pesar de caer pronto en el calendario, Cabré sostiene que el ritmo de reservas «es el habitual para esta época del año, lo que podemos considerar como algo positivo dado las fechas en las que estamos. Estamos en un nivel de reservas similar al año pasado». La Semana Santa 2023 registró buenos datos, con ocupaciones por encima del 85%.
Los eventos deportivos que acoge el territorio por estas fechas (Mundialito, Mare Nostrum Cup, Costa Daurada Cup, bailes deportivos en Cambrils...), muchos de ellos protagonizados por niños y niñas, se han convertido en el mejor aliado para esta época. El año pasado, las diferentes competiciones atrajeron a 30.000 personas.
Estos eventos aseguran un buen colchón de camas ocupadas «tanto antes como después de celebrarse. Estos torneos funcionan bien, arrastran a muchas familias y son una oportunidad en el proceso de desestacionalización», destaca la presidenta de la FEHT.