Día para la memoria histórica de un territorio, la emoción y día también para homenajear la valentía de unas personas que con su actitud ejemplar llena de altruismo y generosidad trabajaron incansablemente durante días para apagar el incendio en la Central Nuclear de Vandellòs hoy hace 35 años.
Más de 300 personas entre vecinos de la localidad, extrabajadores, alcaldes y una representación dels Bombers han asistido este sábado al mediodía a la inauguración de la plaza Dinou d’Octubre ubicada en el Poblat d’Hifrensa. Una plaza que justamente pretende dar luz y reconocer la labor de todos los trabajadores y bomberos que sacaron lo mejor de ellos mismos para apagar el incendio, recuperar el control de la planta, ponerla en parada segura y salvar a la población de posibles consecuencias.
Así lo ha explicado Braulio Conejo, extrabajador de la Central Nuclear de Vandellòs que, con la voz entrecortada por la emoción del momento, ha recordado lo sucedido en la nuclear del Baix Camp la noche del 19 de octubre de 1989 a partir de las 21:39 horas.
Conejo ha asegurado que se tomaron decisiones complicadas, pero con acierto que permitieron controlar el incendio en la nuclear.
En la misma línea se ha expresado la alcaldesa de la localidad, Assumpció Castellví que ha asegurado que «todas las decisiones que se tomaron han permitido vivir al resto de la población». Castellví también ha dicho que la plaza inaugurada es un espacio que «recordará siempre el sacrificio hecho por todos ellos».
Por su lado, Nieves Sánchez, presidenta de la Asociación Profesional de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ASTECSN) es la que ha tenido las palabras más críticas durante su intervención asegurando que estos trabajadores «nos salvaron de una muy gorda y aun no han sido reconocidos como se merecen por el Estado. Es un derecho ser reconocidos por su labor».
De hecho, Sánchez -al igual que sus antecesores- no ha escatimado halagos por la labor que hicieron todas las personas que se encontraban en la nuclear durante los días del incendio y ha lamentado que ningún representante de la Subdelegación del Gobierno en Tarragona asistiera al acto de hoy.
Ya en su encuentro con los medios de comunicación, Nieves Sánchez ha explicado que un sector de la cultura nuclear aún es de los que prefieren no hablar del accidente. Aún así, Sánchez ha reivindicado todo lo contrario, asegurando que el objetivo no es otro que «ser transparente y homenajear» a las personas que hicieron todo lo posible para apagar el incendio. «No es el accidente, es la labor que hicieron los trabajadores», concluyó.
Después de los parlamentos oficiales, las autoridades han destapado la placa conmemorativa con el nombre de la plaza y el acto se ha cerrado con un aperitivo para los asistentes.
El incendio de Vandellòs I fue un accidente nuclear que se produjo en el reactor I de la central nuclear el 19 de octubre de 1989. Un fallo mecánico en una turbina provocó un incendio que afectó al sistema de refrigeración del reactor y al ordenador de control.
Gracias a la intervención de los técnicos y los bomberos, que consiguieron extinguir el incendio, parar el reactor y reactivar la refrigeración manualmente, se evitó la fusión del núcleo.
Como consecuencia del incidente se clausuró el reactor de Vandellòs I, que quedó gravemente dañado. Es el suceso nuclear más grave ocurrido en España y en toda Europa occidental. Está clasificado como «incidente importante», nivel 3 de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares.
Días después del accidente empezaron a multiplicarse las manifestaciones en varios puntos del Baix Camp en contra de la actividad de la central de nuclear.
Aprovechando la efeméride de estos 35 años, Ecologistes en Acció denunció ayer que los residuos radiactivos permanecerán en las comarcas del Sur de Catalunya un mínimo de 50 años hasta que no se haya construido el Almacén geológico en profundidad previsto por ENRESA el año 2073, lo cual representa un «grave peligro por la salud y la seguridad de las personas, de los animales y del medioambiente» en general porque expone en posibles escapes radiactivos o atentados a las centrales nucleares. Los ecologistas insistieron en cerrar las nucleares «antes que sea demasiado tarde».