Griñó inaugura la planta de biogás y tratamiento de purines de Zaidín

La instalación dispone de capacidad para tratar 205.000 toneladas de residuos anuales, llegando a un potencial máximo de generación de biogás de 2.230.000 m³ el año

11 octubre 2024 14:38 | Actualizado a 11 octubre 2024 14:44
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El grupo Griñó, especializado en gestión y tratamiento de residuos y servicios medioambientales, ha inaugurado este viernes su nueva planta de biogás en Zaidín (Huesca). Esta instalación, dedicada al procesamiento de purín porcino, estiércoles y otros subproductos no peligrosos generados en la región, aprovechará el excedente de estos materiales que no pueden ser utilizados como abono agrícola, ofreciendo una alternativa sostenible para su gestión.

A día de hoy, la nueva planta dispone de una capacidad para tratar 205.000 toneladas de residuos anuales, llegando a un potencial máximo de generación de biogás 2.230.000 m³ el año. A través de un proceso de biodigestión y desnitrificación, la planta convierte el purín y estiércol excedentario en biogás que, posteriormente, es transformado en energía eléctrica y calorífica, y en subproductos finales compatibles con el aprovechamiento agrícola.

Este proceso permite reducir la contaminación del suelo por nitratos y la emisión de gases de efecto invernadero, así como fomentar el desarrollo y la sostenibilidad agroambiental de la zona.

Según declaraciones del consejero de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón, D. Manuel Blasco, “esta planta nos aporta 3 opciones: por una parte, fertilizante, en

segundo lugar, agua de riego y en tercer lugar energía que acaba siendo electricidad. Con plantas como esta mejoramos el medio ambiente y resolvemos problemas; por eso es importante la colaboración de una entidad pública con una privada”.

“Este es un arranque definitivo de la planta. En compost, va a salir aproximadamente un 30% de las entradas, lo que serían unas 50/60 toneladas. En energía, quitando la parte que utilizamos para autoconsumo, exportaremos a red aproximadamente 0,5MW. A nivel de agua de riego, se generará un 60% de las entradas” afirma Joan Griñó, presidente ejecutivo del Grupo Griñó.

En este sentido, la nueva planta no solo responde a la demanda de agricultores, ganaderos e industrias agroalimentarias, sino que también impulsa la vertebración territorial mediante la generación de puestos de trabajo cualificados y la retención de talento. Además, contribuye a la protección del entorno natural, produciendo fertilizantes de calidad y maximizando la producción de energía.

Griñó obtuvo la concesión para la gestión de la planta en 2019, la titularidad de la cual pertenece al Instituto Aragonés del Agua. Desde entonces, la compañía ha revisado las instalaciones, iniciando su actividad en marzo de este año, y aplicado todas las mejoras necesarias para garantizar un funcionamiento óptimo haciendo frente a los retos ambientales actuales.

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