La candidatura de Yolanda Díaz para liderar Sumar ha obtenido el 81,5 % de los votos de los inscritos (6.671), en un proceso en el que solo ha votado el 11,6 % del censo (8.179 de unos 70.000 inscritos en total), aunque para esta Asamblea se abrió un censo específico en el que se han registrado 14.196 personas.
Los datos que se han hecho públicos en la Asamblea fundacional de esta formación, que se celebra en el recinto 'La Nave', ubicado en el distrito madrileño de Villaverde, reflejan una participación muy baja en la votación telemática que concluyó ayer para elegir al grupo de Coordinación Estatal, y en la que se ha registrado también un 8,3 % de votos en blanco y una abstención del 5,4 %.
También se ha presentado una lista alternativa procedente de Baleares y encabezada por Concepción Matarín, que ha cosechado el 4,6 % del apoyo (379 votos).
Con estos resultados, Sumar Avanza, que encabeza Díaz, consigue 76 puestos en el grupo de coordinación estatal, máximo órgano de dirección entre asambleas, mientras que la candidatura Sumar Baleares logra cuatro asientos.
Además se ha votado la ponencia política, que ha obtenido un apoyo del 83,05 % y la Organizativa, con el 82,82 %, mientras que el código ético ha tenido un 83,90 % de respaldo.
La baja participación en esta primera Asamblea de Sumar contrasta, por ejemplo, con la que hubo en las primarias de Podemos en febrero para elegir la candidatura europea, en las que Irene Montero consiguió 30.581 votos de los 36.054 inscritos que participaron (Podemos no facilita su censo de militancia).
Ahora se abre un plazo de un mes para que los partidos integrados en Sumar presenten sus propios candidatos para formar parte del grupo de Coordinación Estatal y después se decidirán los miembros de la ejecutiva que presidirá Díaz.
El reto de Díaz
Con Sumar formalmente en marcha desde este sábado, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, afronta el reto de que su proyecto cuaje en el electorado para poder aspirar a ser la primera mujer que preside España.
Parte de un resultado de 31 diputados (26 tras la ruptura con Podemos) en las primeras elecciones en las que se presentó con una coalición, un resultado que no alcanzó el techo que tenía la izquierda alternativa en los anteriores comicios, pero que le ha permitido mantenerse en el segundo Gobierno de coalición con Pedro Sánchez como vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo aparte de controlar otras cuatro carteras.
Ahora, para que logre consolidar su proyecto es clave que Sumar vaya arraigando a nivel territorial. Su primer intento en unas autonómicas, en concreto en su tierra, Galicia, resultó fallido, ya que no lograron entrar en el Parlamento gallego en las pasadas elecciones del 18 de febrero.
Confía en que ese revés no se repita en las vascas del 21 de abril -en las catalanas del 12 de mayo son los comunes los que asumen la papeleta- ni en las europeas del 12 de junio.
Díaz llegó al primer Ejecutivo empujada por Pablo Iglesias, pero se ha hecho su propio hueco al frente de Sumar, ya sin los morados y con el aval de las medidas que desarrolló al frente del Ministerio de Trabajo, como la reforma laboral, varias subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la puesta en marcha de los ERTE durante la pandemia o los 17 acuerdos pactados con los agentes sociales.
Ahora, con la prórroga de los Presupuestos de 2023, tiene las manos más atadas para sacar adelante este año algunas de las propuestas más avanzadas de Sumar como la reducción de la jornada laboral o el aumento de los permisos de paternidad y maternidad hasta las 20 semanas.
Coruñesa de Fene, donde nació el 6 de mayo de 1971, Díaz no dudó en dar la vuelta al proyecto que lideraban entonces los morados ante el declive inexorable que consumía a Podemos, un camino que generó mucha tensión dentro del primer Ejecutivo, a partir de la salida de Iglesias, por la complicidad de Díaz con Sánchez y el distanciamiento de los de Ione Belarra.
La armonía que mantenía con Iglesias, que la nombró su sucesora en el anterior gobierno sin su permiso, se perdió en algún momento de ese camino y como vicepresidenta ha demostrado que no se deja tutelar, como alguno pretendía.
Licenciada en Derecho y con tres másteres (Recursos Humanos, Relaciones Laborales y Urbanismo), Díaz inició su trayectoria política en 2003 como concejala de IU en Ferrol, donde se mantuvo hasta 2011 para dar luego el salto a la política autonómica y resultar elegida diputada en el Parlamento gallego en 2012 dentro de la coalición Alternativa Galega de Esquerdas, que lideró el histórico nacionalista Xosé Manuel Beiras.
Casualidades del destino, Iglesias trabajó como asesor de aquella campaña en la que la líder de Sumar empezó a despuntar y allí forjaron una amistad después dañada por los avatares políticos y la determinación de «la fashionaria» (como se autodenomió ella misma en la campaña electoral) de neutralizar a los morados.
El talante de la ministra de Trabajo, que se proclama defensora del acuerdo y el diálogo con discreción y reacia al ruido, parece ajustarse bastante bien con el de Pedro Sánchez, lo que la ha colocado como una de las piezas fuertes en su segundo Ejecutivo de coalición.
Diputada en el Congreso desde las elecciones de diciembre de 2015, Díaz mantiene la militancia en el Partido Comunista de España tras descolgarse de Izquierda Unida por discrepancias con el entonces coordinador federal, Alberto Garzón, en 2019.
De sus momentos más personales, la vicepresidenta guarda «con mucho cariño» el recuerdo del día en que Santiago Carrillo le besó la mano cuando apenas tenía cuatro años, ya que, como hija del veterano sindicalista de CCOO Suso Díaz, por su casa acostumbraban «a desfilar camaradas comunistas» del mundo de la política y la cultura que militaban en la clandestinidad.
Muy apegada a su familia, la líder de Sumar tiene una hija, Carmela, bastante presente en las redes sociales de la ministra, que tiene entre sus 'aficiones terapéuticas' la de planchar, que es una de las tareas que más le relaja y le ayuda a concentrarse y despejar la mente, según ha contado ella misma en varias ocasiones.
Precisamente, si algo no le va a faltar a Yolanda Díaz es 'mucha plancha para' apuntalar Sumar.