Un 71% de los ciudadanos de la Unión Europea dicen que probablemente irían a votar a las elecciones europeas si la cita electoral fuese la próxima semana, según el Eurobarómetro de primavera del Parlamento Europeo, el último que se publicará antes de las elecciones del próximo 6 al 9 de junio.
Se trata de un incremento de 10 puntos respecto al 61% que en abril de 2019 dijo que acudiría a las urnas para la cita electoral europea de mayo de ese año, unas elecciones en las que la participación final fue del 50,6%.
En España, un 70% de los encuestados tiene previsto acudir a las urnas el 9 de junio; en abril de 2019 lo planeaba un 56% y la participación acabó siendo de un 61% para unas elecciones europeas que coincidieron en buena parte del país con comicios autonómicos y locales.
La intención de voto más elevada se registra en Dinamarca, Países Bajos, Suecia y Finlandia, mientras que la más reducida (entre el 50 y el 60%) está en Bulgaria, Estonia, Portugal y Croacia; en paralelo, hasta un 81% de los europeos creen que el contexto internacional hace que votar sea cada vez más importante.
Frente a la situación a finales de 2021, la lucha contra la pobreza y la exclusión social ha superado a la salud pública como el tema que los ciudadanos creen deberían ser la principal prioridad para la campaña del Parlamento Europeo, seguidas ambas del apoyo a la economía y a la creación de nuevos puestos de trabajo, la defensa y la seguridad de la Unión Europea y la lucha contra el cambio climático.
La defensa y la seguridad son, precisamente, temas prioritarios para buena parte del bloque nórdico, báltico y del este: lo mencionan como principal tema para la campaña los ciudadanos de Dinamarca, Finlandia, Lituania, Países Bajos, Letonia, República Checa, Alemania, Polonia y Estonia, en este último empatado con el apoyo a la economía y la creación de empleo.
Por su parte, Bulgaria, Francia, Luxemburgo y Bélgica mencionan como prioridad la lucha contra la pobreza y la exclusión social; para España, Grecia, Irlanda, Hungría y Eslovenia, la salud pública es fundamental en la campaña para las elecciones europeas.
Entre los ciudadanos encuestados sigue predominando una imagen positiva de la Unión Europea, con un 47% de europeos que la ve de esta forma frente al 36% que tienen una imagen neutral del proyecto europeo y el 17% que la tienen negativa.
En los últimos diez años registrados en el Eurobarómetro, la imagen positiva de la UE alcanzó cotas récord justo en el periodo entre los primeros meses de pandemia de coronavirus, cuando saltó de un 42% a un 50%, hasta justo después de la invasión rusa de Ucrania, cuando alcanzó un 52% antes de volver a bajar ligeramente.
España, no obstante, queda a la cola de sus socios europeos en cuanto al porcentaje de la ciudadanía que ve la UE de forma positiva: lo hace para el 40% de los encuestados, mientras que un 43% la ve de forma neutral y un 16%, negativa.
En la misma línea, sólo un 32% tiene una imagen positiva del Parlamento Europeo pese a que en el conjunto de la Unión Europea la opinión positiva de esta institución está en el punto más alto desde que se tienen registros, con un 41% de aceptación.
Pese a ello, un 77% de los españoles cree que el país se ha beneficiado en su conjunto de formar parte de la UE y un 71% cree que las acciones a nivel europeo tienen un impacto en su vida cotidiana.
El portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch, cree que se trata de una tendencia habitual en España, un país en el que la ciudadanía «se siente cómoda» con su pertenencia a la UE pero es más crítica al valorar la labor de las instituciones, algo que también sucede incluso a mayor escala a nivel nacional.
En cualquier caso, Duch no cree que el «Catargate» haya influido en la percepción ciudadana del Parlamento Europeo, algo que atribuye a que la falta de novedades en el caso refuerza la tesis de que no es un problema sistémico en la institución y a que la Eurocámara reaccionó con rapidez reforzando sus normas internas de transparencia.
En paralelo, un 58% de los españoles cree que su calidad de vida ha empeorado a raíz de las consecuencias de la pandemia, la guerra de Rusia en Ucrania o la inflación desbocada; en el conjunto de la UE, sólo un 45% ha visto un descenso de su calidad de vida.