Estambul no sintió el terremoto que hace dos meses asoló el Este de Turquía y Norte de Siria, pero ese temblor ha cambiado la vida en la ciudad más poblada del país. Las imágenes de miles de edificios reducidos a escombros, de rescates milagrosos y cementerios desbordados lanzaron todo un aviso a una ciudad en la que, según el Observatorio y Centro de Estudios Sísmicos Kandilli, «hay un 64% de posibilidades de sufrir un terremoto de más de 7 grados en la escala de Richter antes de 2030», en palabra de su director Dogan Kalafat.
El Ayuntamiento se volcó en el envío de ayuda a las zonas afectadas y a sus oficinas han llegado más de 100.000 solicitudes de vecinos que piden que sus edificios sean inspeccionados para conocer si están preparados para resistir un terremoto.
«Tenemos cinco veces más peticiones que antes. La gente tiene muchísimo miedo y espera un gran terremoto en Estambul. Normalmente trabajábamos para comprobar la seguridad de los edificios nuevos, revisando lo suelos y hormigones, pero ahora nos llegan solicitudes para revisar casas viejas, levantadas antes del terremoto de 1999. En caso de un temblor fuerte los edificios pueden sufrir grietas, pero no venirse abajo», afirma Gunday Masloum, ingeniero municipal del barrio de Kadikoy, en el lado asiático de la ciudad, donde se abrió este laboratorio en 2000. Estambul se alza a apenas 20 kilómetros de la falla del Norte de Anatolia, que atraviesa el Mar de Mármara.
Experiencia de Izmit
En 1999 un terremoto de 7,6 grados afectó a Izmit, al norte de Estambul, 17.000 personas perdieron la vida y más de 500.000 se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Las autoridades introdujeron entonces una serie de medidas para la construcción de edificios que en el caso de Kadikoy el laboratorio dirigido por Masloum se encarga de certificar. Aquel terremoto le costó el Gobierno a Bülent Ecevit y abrió las puertas al ascenso de Recep Tayyip Erdogan, 24 años después es el líder islamista quien se juega su futuro político tras un seísmo.
Las proyecciones realizadas por el Ayuntamiento de la mega urbe elevan a 90.000 el número de edificios que quedarían totalmente destruidos en caso de sufrir temblor de 7,5 grados y otros 260.000 resultarían severamente dañados. Una proyección que afectaría directamente a cinco millones de habitantes con una cifra de fallecidos superior a los 90.000, según diferentes estudios.
«Es un problema de mentalidad. Cada vez que hay un desastre el miedo nos dura tres o cuatro meses y luego se olvida, por lo que ya he perdido la esperanza. Puedo estar seguro del suelo que yo analizo y de las muestras que tomo, pero puede que luego los constructores cambien el cemento para abaratar costes», lamenta Masloum.
En su laboratorio trabaja un equipo de veinticinco personas y piensa que hace falta mucho más personal porque «los controles son muy importantes y Hatay es un ejemplo claro. Levantaron edificios en suelo no apto, sin ningún estudio previo, los constructores fueron los responsables». Hatay fue la auténtica zona cero del último terremoto que ya deja más de 56.000 fallecidos entre Turquía y Siria.
Edificios viejos
El trabajo de los equipos del Ayuntamiento se complementa con empresas privadas que también se dedican a las revisiones y luego comparten los informes con el ayuntamiento. Los equipos tienen visitas diarias a edificios públicos y privados, «no hay descanso porque sabemos que es una carrera contra el reloj, el terremoto se va a producir y debemos estar preparados», afirma Levent Kolay, ingeniero del ayuntamiento a quien esta semana le ha correspondido visitar diferentes guarderías.
Los pequeños asisten con curiosidad a la labor de Kolay y su equipo. Primero recorren toda la parte exterior y emplean una máquina para detectar el lugar exacto donde están las columnas. Después marcan los puntos para extraer las pruebas de cemento y agujerean con potentes máquinas. «El mayor problema es que la mayoría de edificios son viejos, se construyeron antes de 1999 y, por tanto, no cumplen con las normas de seguridad marcadas desde entonces, son potencialmente inseguros. Calculamos que el 70% de los edificios de Estambul son viejos».
La lista de espera para una revisión ya supera los tres meses en unas oficinas municipales desbordadas.
Ciudades satélites «Cuando un edificio es declarado inseguro los residentes tienen un plazo de noventa días para abandonarlo», explica Masloum desde su laboratorio en Kadikoy. Este es uno de los motivos por los que muchas comunidades de vecinos no se ponen de acuerdo a la hora de solicitar la inspección.
Las autoridades son conscientes del problema y han activado un plan de preparación para el terremoto que incluye la construcción de ciudades satélites en la orilla europea y asiática para albergar a 500.000 personas , adelantó Murat Kurum, ministro de Medio Ambiente.
Este ministerio ha firmado un protocolo con el ministerio de Defensa para usar el área militar entre los distritos de Sultangazi y Basaksehir en el lado europeo y los distritos de Tuzla, Pendik y Maltepe, en el asiático.