La pandemia ha sacado a relucir las fortalezas y debilidades de nuestro sistema sanitario y, durante la pospandemia, será imprescindible potenciar la vigilancia epidemiológica, incidir en medidas preventivas y la transformación digital, y destinar a este área mayores recursos personales y materiales.
Así lo han coincidido en señalar representantes sindicales y de la sanidad pública y privada consultados, que inciden en que aunque se ha producido un «avance rapidísimo» de la telemedicina, la medicina presencial «es insustituible».
La delegada de Atención Primaria de Metges de Catalunya en Tarragona, María José Pinazo, reconoce al Diari que «me da miedo pensar en cómo se hará todo a partir de la pandemia, porque es fácil decirlo pero difícil que lo pongan en práctica. A la experiencia me remito».
Pinazo recuerda que «la atención primaria es la hermana pobre del sistema sanitario catalán. El Govern invierte un 16% de su presupuesto en salud en la atención primaria, cuando la OMS dice que tiene que ser el 25%. Si somos la puerta de entrada a la sanidad, los políticos tendrían que demostrarlo y hacer un esfuerzo en dotarnos mejor económicamente. Siempre se ha priorizado más la inversión en la atención hospitalaria y habría que invertir más en primaria».
La presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Sovamfic), María Ángeles Medina, aboga por una «profunda reforma» del Sistema Nacional de Salud, aunque se muestra escéptica y plantea «serias dudas» de que esto vaya a suceder.
«Si de nosotros dependiera los cambios serían hacia la inversión y liderazgo en Atención Primaria y Salud Pública, la Continuidad Asistencial, la salud basada en valor y la transformación digital», afirma.
Según Medina, «aunque escépticos, no somos pesimistas, por naturaleza el médico es constructivo y propositivo. Queremos construir una nueva Atención Primaria, es el momento, nos ilusiona un nuevo horizonte y queremos trabajar duramente para conseguirlo. Es nuestro deber y obligación».
¿Telemedicina o presencial?
Para Mireia García-Villarrubia, vicepresidenta del Col·legi de Metges de Tarragona, «la telemedicina ha venido para quedarse. Hay que ver su parte positiva. No obstante, algunas cosas se implantaron muy rápido y habría que mejorarlas, como la e-consulta». Respecto a las consultas, García-Villarrubia tiene claro que «habrá menos consulta presencial y más telemática. Ahora hacemos unas 10-12 presenciales al día, cuando antes eran 40, y los pacientes tienen más acceso a ser visitados presencialmente si realmente es necesario porque hay menos lista de espera. Y si tengo que ver a un paciente rápido lo puedo citar para el mismo día casi o para el día siguiente. pero sin perder del todo». No obstante, la vicepresidenta del Col·legi de Metges de Tarragona recuerda que «la visita presencial tiene que seguir, porque no se puede perder la relación médico paciente».
Sobre este tema, María José Pinazo, coincide en que «la telemedicina tiene sus cosas buenas y malas. En algunos casos es positiva, como para hacer seguimientos o en los jóvenes. En cambio en las personas mayores es más difícil porque no tienen acceso», aunque incide en que «ha quedado claro que nuestras infraestructuras no estaban preparadas». Entre las cosas positivas, Pinazo destaca que «la telemedicina ha mejorado la comunicación entre los diferentes niveles asistenciales (primaria y hospitalaria)».
Vigilancia epidemiológica
La pandemia ha puesto en el foco el sistema de vigilancia epidemiológica. En este sentido, Mireia García-Villarrubia reconoce que «hasta ahora era la gran desconocida de nuestro sistema sanitario. Y a partir de ahora deberá tener un rol más importante. Es necesario tener una base buena de vigilancia epidemiológica para que nos descargue de trabajo a nosotros, los médicos».
El sector recuerda que desde los recortes en salud del 2010 no se ha potenciado el sistemaLa delegada de Atención Primaria de Metges de Catalunya en Tarragona añade que «para la vigilancia epidemiológica hacen falta más recursos. Desde el 2010 siempre ha habido una sobrecarga asistencial. Acabamos resolviéndolo todo los médicos y todo lo que no se puede gestionar en otros niveles lo acabamos haciendo nosotros».
La presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria también apuesta por un impulso en la vigilancia epidemiológica y de salud pública porque «porque «sería un gran legado desde la experiencia de todo lo vivido», pero recuerda que el futuro no depende de los profesionales: «No estamos en el radar de los tomadores de decisiones y nuestra influencia es escasa».
Incremento de los recursos
Todos los profesionales consultados coinciden en que para mejorar nuestro sistema de salud harán falta más recursos, tanto personales como materiales, especialmente en la atención primaria. García Villarrubia es muy clara al respecto: «Harán falta recursos. La atención primaria está infravalorada. El presupuesto sanitario se va mayoritariamente a la atención hospitalaria. Necesitamos recursos, faltan médicos. No damos oportunidades de trabajos buenos y por eso la gente no se queda. Hay que dignificar la profesión y que los contratos sean buenos».
Esta médico de familia también incide en que «será necesario un aumento de profesionales de salud mental, más psicólogos clínicos que formen parte del equipo de atención primaria, donde estamos viendo muchos casos».
Pinazo no puede ser más clara a la hora de valorar los recursos que harán falta para afrontar el futuro. «Desde 2010, los recortes en sanidad que hizo el Govern catalán no se han revertido y ha llegado la pandemia y no se están invirtiendo en los recursos que necesitaríamos. Desde el 2020 hasta ahora hay, al menos, entre 800 y 1.000 médicos menos en Primaria en Catalunya. Y encima ahora necesitamos más. Las plazas de las jubilaciones no se han cubierto», asegura la representante de Metges de Catalunya, quien añade que «partimos de una situación de sobrecarga histórica y esto supone un sobresfuerzo de médicos, enfermeras, etc…. No se trata solo de hablar sino de actuar y de dotar de contenido económico».