La intención del Govern de la Generalitat de prohibir la reventa de entradas por Internet ha suscitado una fuerte polémica entre los internautas y en las redes sociales. Ante la oposición de los usuarios, el partido que sustenta al Govern, CiU, ya se plantea dar marcha atrás.
El artículo 15.2 del anteproyecto de la «Llei d’ordenació de les activitats d’espectacles públics i recreatives» establece que «está prohibida la venta y reventa de entradas por personas, lugares o plataformas tecnológicas constituidas legalmente, que no haya estado autorizada por los titulares, explotadores y organizadores de las actividades». Es decir, que pone en manos de los promotores decidir si se pueden revender las entradas y quién.
En declaraciones al Diari, el diputado de CiU Lluís Guinó aseguró ayer que «este artículo no quedará así. Era un punto de partida. Queremos escuchar a todo el mundo. No pretendemos prohibir la reventa sino establecer unos controles adecuados, evitar la actual inseguridad. La idea es luchar contra la reventa fraudulenta. Las nuevas tecnologías son positivas pero también tienen aspectos negativos que hay que evitar».
Según un estudio de la Asociación de Internautas (accesible en www.internautas.org) el 75,6 por ciento de las personas que han ido a un espectáculo han adquirido las entradas por Internet y un 19,1 por ciento se quedó sin poder usarlas. Ante esta circunstancia, el 53,7 por ciento de los espectadores frustrados, regalaron las entradas a un familiar o un amigo, el 30,3 por ciento no las usó ni regaló y el 16 por ciento las revendió.
El mismo estudio –elaborado en base a 1.210 a entrevistas en la web a catalanes de entre 18 y 65 años– desvela que, a la pregunta de «cuando piensas en entradas para un espectáculo, concierto o partido, ¿cuál de estas ideas se acerca más a lo que piensas?», el 63% de personas que han comprado una entrada cree que «es de mi propiedad y puedo hacer con ella lo que quiera, utilizarla yo, regalarla o venderla», un 20% sostiene que «el organizador del concierto, el artista, el equipo o el estadio todavía pueden limitar lo que yo haga con esa entrada» y un 17% responde: «no lo sé, no estoy seguro».
‘Que no creen problemas’
Para Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, «el legislador debería solucionar problemas, no crearlos. No se puede dejar al organizador que controle la reventa. Si se quiere luchar contra las mafias de la reventa, que las entradas sean nominales o que, si no se pueden usar las entradas, que se devuelva el dinero».
Domingo sostiene que prohibir la reventa por Internet es «poner puertas al campo, ir contra el consumo colaborativo y limitar los derechos del comprador. El control es imposible y además es una arbitrariedad dejar la protestad en manos del organizador. Es un ataque a la filosofía misma de Internet».
Para el presidente de la Asociación de Internautas, colocar todo el control de la reventa en manos del organizador abriría la posibilidad a que el mismo promotor ‘guardase’ entradas y luego las revendiese a un precio más alto. Domingo cree que hay que poder revender:«Si las entradas te han costado 50 euros y te dan 100 por ellas, miel sobre hojuelas».
El responsable del departamento jurídico de Facua-Consumidores en Acción, Miguel Ángel Serrano, considera que hay que diferenciar entre los «profesionales de la reventa, a los cuales nos oponemos y creemos que deberían ser sancionados» y el particular que decide revender su entrada, «como podría vender el sofá o una bicicleta usada».
La clave, el ánimo de lucro
Para Serrano, la clave está en si hay ánimo de lucro o no. Además para un particular que, por el motivo que sea, no puede asistir al espectáculo para el que ha adquirido la entrada «resulta muy difícil recuperar el dinero. Los promotores ponen muchos obstáculos para que les devuelvan la entrada o para pagar parte de su precio. Por tanto es lógico que el particular quiere recuperar lo que ha pagado». ¿Cómo se define lo que es lucro? «Habría que mirar cada caso, aplicar el sentido común, algo proporcional, no tanto marcar un criterio objetivo», responde el experto.
Facua duda que, una vez adquirida una entrada –o 300–, dicha entrada sea de propiedad del comprador: «Es un terreno pantanoso. La cuestión no es tanto si la entrada es tuya como si tienes licencia para la reventa o si cuentas con autorización del artista. Estamos en el filo de las leyes de propiedad intelectual». Domingo, en cambio, lo tiene claro:la entrada es de quien la compra.
Para Serrano, el polémico artículo de la ley (que CiU ya se abre a cambiar) es «demasiado ambiguo y excesivamente amplio y tiene un aspecto polémico: aplicar una medida cautelar como el decomiso de las entradas sin autorización judicial». Serrano alude a que la ley prevé que «se procederá como medida cautelar a la retirada inmediata y al decomiso de las entradas y del dinero objeto de la transacción, sin perjuicio de la iniciación de un procedimiento sancionador».
Ante la proliferación de webs de reventa, Facua lanza una advertencia: «El consumidor debe saber que si compra una entrada a través de estas webs y no en una empresa se arriesga a que sea falsa o que, si hay una estafa, no pueda recuperar el dinero».