Donde algunos ven ropa usada y retales, otros ven un valioso hilo de algodón reciclado, ideado para crear nuevas prendas cien por cien sostenibles, un reciclado circular que permite ahorrar trece mil litros de agua en cada kilo de algodón, con el que se pueden confeccionar, por ejemplo, cinco camisetas.
"Un kilo de algodón virgen necesita alrededor de 13.000 litros de agua para su cultivo y posterior procesado y teñido", ha explicado Pablo Ramiro, de Hilaturas Ferré durante las VI Jornadas de Moda Sostenible celebradas en el Museo del Traje (CIPE).
La ropa no es basura, "puede tener hasta siete u ocho vidas más, la tecnología, hoy por hoy, nos permite transformar residuos textiles en hilo reciclado de gran calidad", añade Pablo Ramiro, cuarta generación de la empresa Hilaturas Ferré, que distribuye su producto cien por cien sostenible a Inditex, H&M, Armani o Hugo Boss, empresas que se suman a la moda circular como un valor añadido.
¿En qué consiste la moda circular? El proceso comienza con la recogida de materia prima, "retales, ropa usada y ropa nueva que no se ha vendido, residuos con los que se fabrica un algodón sostenible", dice Ramiro, quien explica que "una vez seleccionada las prendas por colores se cortan en pequeños pedazos para recuperar el algodón".
Después, se combina con otras fibras extraídas de las botellas de plástico hasta conseguir un nuevo hilo, llamado "recover", un producto totalmente sostenible con el que se confeccionan nuevas prendas que se ponen a la venta en puntos donde también se recoge ropa que ya no se utiliza. Y así se cierra el ciclo.
"Hace años estos hilos reciclados se escondían, eran más baratos y de peor calidad que se utilizaban para mantas, alfombras", cuenta Pablo Ramiro, quien reconoce que es importante conocer el "ahorro de agua y de energía, además de reducir las emisiones de CO2 y desterrar los pesticidas y productos contaminantes".
Lo que antaño se consideraba "deshecho", ahora se transforma en nuevos y valiosos hilos "porque la industria de la moda es una de las más contaminante", añade Ramiro, quien asegura que "la moda sostenible ha venido para quedarse".
Cada vez son más las marcas que utilizan el algodón reciclado en su producción, "sin embargo, el consumidor final no está concienciado", se lamenta Ramiro quien advierte que "un kilo de fibra de algodón sostenible no necesita agua".
Un dato muy importante, si se tiene en cuenta que al año se consumen entre 80.000 y 100.000 millones de prendas, "unas doce o catorce por persona en el mundo", cuenta la directora de las jornadas "Slow Fashion Next", Gemma Gómez, quien apela a un consumo "responsable de la moda".
La consultora de Moda Circular Alicia Beyer está a favor del reciclaje químico de la moda con disolventes naturales; "el ochenta por ciento de la ropa que se consume acaba en el vertedero, lo que deja una profunda huella medioambiental", apunta.
Para Ria Kearney es importante la práctica del diseño sostenible: "Es fundamental que el diseñador trabaje prendas con la idea de que se puedan reciclar, de que no acaben en la basura".
Otro de los temas que preocupa en estas jornadas es quién hace la ropa. La sociedad quiere prendas responsables, que estén cosidas con ética, no fruto de la explotación.
A raíz de el derrumbamiento en 2013 de una fábrica textil en el edificio Rana Plaza de Bangladesh, en el que murieron 1.134 personas, surgió la plataforma Fashion Revolution, que promueve remover concienciar para evitar lucir ropa fruto de la explotación, un movimiento al que se ha unido Stella McCartney, Vivienne Westwood, o Christy Turlintong.