La princesa Leonor ha vestido por primera vez el uniforme militar en el día de la Fiesta Nacional para seguir desde el palco de honor junto a los reyes el desfile del 12 de octubre en Madrid, cinco días después de su jura de bandera en la Academia General de Zaragoza.
En su condición de dama cadete, la heredera al trono ha lucido el traje de gala del Ejército de Tierra, con pantalón y chaqueta caqui, camisa blanca, corbata negra, un fajín dorado y la boina roja como alumna de la academia con el pelo recogido en un moño.
Desde su ingreso en el centro de formación de Zaragoza el pasado 17 de agosto, a la princesa de Asturias se le ha visto en varias ocasiones con la vestimenta militar, como en la jura de bandera del pasado sábado, pero es la primera vez que lo luce fuera del centro castrense.
Los reyes han llegado a la plaza de Neptuno en el Rolls Royce de época y, a continuación, en un segundo coche, lo ha hecho la heredera al trono, ambos flanqueados por la escolta a caballo de la Guardia Real.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, les ha recibido al bajarse de los vehículos.
La princesa, como su padre, se ha presentado ante las autoridades con el saludo militar y un apretón de manos.
La heredera al trono no asistía al acto central de la Fiesta Nacional desde 2020, puesto que en los dos últimos años estuvo en el internado de Gales (Reino Unido) donde estudió los dos cursos de bachillerato.
En el desfile participa una compañía de cadetes del segundo curso de la Academia de Zaragoza, al que Leonor de Borbón ha pasado una vez que ha jurado bandera, pero se descartó que participara en la marcha con sus nuevos compañeros al no haber tenido tiempo para ensayar.
Además de los reyes y de Sánchez, asisten al acto la práctica totalidad de los ministros, los poderes del Estado y todos los presidentes de comunidades autónomas, salvo el lehendakari, Iñigo Urkullu, y el de la Generalitat, Pere Aragonés.
De acuerdo al orden rotatorio que aplica en cada 12 de octubre, Felipe VI ha llevado esta vez el uniforme de capitán general del Ejército del Aire, de color azul.
Tras presenciar la marcha de las unidades de las Fuerzas Armadas por el paseo del Prado, la princesa se va a trasladar con los reyes al Palacio Real, donde va a participar por primera vez en la recepción de la Fiesta Nacional, a la que están invitadas más de 2.000 personas.
Don Felipe, doña Letizia y su hija van a saludar a los asistentes en el Salón del Trono, donde nunca se ha visto a la princesa, y posteriormente pasarán al Comedor de Gala para departir con los invitados durante un cóctel.
La participación de Leonor de Borbón en los actos de la Fiesta Nacional tiene lugar a menos de tres semanas del juramento de la Constitución ante las Cortes Generales el día que alcanza la mayoría de edad el próximo día 31. La ausente de la jornada es la infanta Sofía al estar el internado en Gales donde estudió su hermana mayor.
Sánchez, abucheado
El presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha sido recibido con abucheos y pitidos a su llegada al desfile del Día de la Fiesta Nacional por parte de algunos de los ciudadanos que se encontraban en los alrededores de la zona donde está ubicada la tribuna de autoridades.
Los cientos de personas apostadas alrededor de la Plaza de Neptuno desde primeras horas de la mañana, portando banderas y banderines de España, han saludado la llegada de don Felipe y doña Letizia con vítores y aplausos. No ha sido así con Sánchez, que ha descendido del coche antes de llegar a la zona donde se le esperaba, y algunas personas le han silbado, le han abucheado y han proferido gritos de «fuera, fuera» y «que te vote Txapote», a pesar de encontrarse a bastante distancia.
Poco después, el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, presente en el acto, ha pedido «respeto» con este mensaje publicado en su cuenta de la red social X (antes Twitter).
«En el día de la Fiesta Nacional, hago mías las palabras de Fernando de los Ríos: 'En España lo único pendiente es la revolución del respeto’. Feliz 12 de Octubre», ha escrito.
La marcha se ha trasladado este año desde el Paseo de la Castellana hasta el del Prado y Recoletos, un cambio que, según el Gobierno, no tenía como fin mitigar los posibles silbidos a Sánchez.