Queda lejos y muy superada la época en que Homo neanderthalensis era considerado miembro de una especie poco desarrollada frente a Homo sapiens. En las últimas décadas, nuevos descubrimientos -algunos de ellos alcanzados por el IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) en yacimientos referentes como el Abric Romaní (Capellades, Barcelona)- no han hecho más que demostrar la complejidad cultural de los neandertales. Ahora, un hallazgo que se ha dado a conocer a través de un artículo científico publicado en la revista Scientific Reports contribuye a avanzar en esta línea.
Un equipo internacional encabezado por Bruce Hardy, investigador del Kenyon College, Gambier, Ohio, USA, y sus colegas, entre los que se encuentra Céline Kerfant, estudiante de doctorado en la URV (Universidad Rovira i Virgili) y el IPHES, han descubierto una cuerda de seis milímetros de largo que consiste en tres haces de fibras retorcidas que han aparecido sobre una pieza lítica de 60 milímetros. Sobre su funcionalidad, los autores sugieren que la cuerda podría estar enrollada entorno a la herramienta como si se tratara de un mango o también podría ser parte de una red o de una bolsa que la contenía. La datación del fragmento de cuerda, que se descubrió en el Abri du Maras (Francia), yacimiento dirigido por Marie-Helène Moncel (MNHN, Francia), se situaría entre hace 41.000 y 52.000 años, lo que la convierte en la evidencia directa más antigua de tecnología basada en la utilización de fibras naturales para obtener hilos y elaborar objetos.
El hallazgo amplía nuestro conocimiento sobre las habilidades cognitivas de los neandertales durante el Paleolítico medio, hace entre 300.000 y 30.000 años antes del presente. La identificación de la cuerda se ha llevado a cabo con técnicas avanzadas de estereomicroscopia y microscopía. Se ha observado que las fibras con las que se ha confeccionado han sido extraídas de la parte interior de la corteza de una planta sin flores como podría ser una conífera. En el artículo se apunta que la producción de cuerdas supondría, por parte de las comunidades neandertales, un conocimiento amplio sobre el crecimiento y la estacionalidad de los árboles utilizados.