El rey Felipe VI ha propuesto al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, como candidato a la investidura, a pesar de que sus 172 apoyos, que incluyen los votos de Vox, UPN y Coalición Canaria, son insuficientes para formar gobierno.
La Casa del Rey ha argumentado la decisión de Felipe VI de designar a Alberto Núñez Feijóo como candidato a la Presidencia del Gobierno pese a no contar con mayoría suficiente para su investidura en seguir con la «costumbre» de proponer al que haya obtenido más escaños en las elecciones generales.
En un comunicado, Zarzuela señala que salvo en la XI Legislatura (en la que Mariano Rajoy declinó ser candidato) en todas las elecciones democráticas el aspirante del grupo político con mayor número de escaños ha sido «el primero» en ser propuesto por el rey, una práctica que «se ha ido convirtiendo, con el paso de los años, en una costumbre».
«En el procedimiento de consultas llevado a cabo por Su Majestad el Rey no se ha constatado, a día de hoy, la existencia de una mayoría suficiente para la investidura que, en su caso, hiciera decaer esta costumbre», añade Zarzuela en la nota con la que informa de la decisión de Felipe VI.
Consciente por tanto de que, por ahora, Feijóo no cuenta con apoyos suficientes para una investidura exitosa, la Casa Real anuncia que, si el líder del PP fracasa en su intento, el rey «tramitará sucesivas propuestas», de acuerdo con lo previsto en el apartado 4 del artículo 99 de la Constitución.
Y concluye que, como dicta la Carta Magna, «en ausencia del otorgamiento de esa confianza», Felipe VI procedería a la disolución de las Cámaras y la convocatoria de nuevas elecciones generales, con el «referendo» de la presidenta del Congreso, Francina Armengol.
También hace constar la nota que Feijóo ha trasladado al rey su disposición a «ser candidato al proceso de investidura como presidente del Gobierno», sin citar que el líder socialista, Pedro Sánchez, ha asegurado que también le ha expresado idéntica voluntad.
Todos estos argumentos figuran en un comunicado emitido por Zarzuela inmediatamente después de que Armengol informara de la decisión del monarca recogida en el documento oficial con la firma de ambos en una comparecencia en el Congreso.
Agradecimiento
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha agradecido hoy al rey Felipe VI su decisión de proponerle como candidato a la investidura para ser presidente del Gobierno y ha destacado que defenderá el cambio y la estabilidad, así como la «moderación» política.
En su cuenta en la red social X (antigua Twitter) se ha pronunciado así tras conocerse que el rey le ha propuesto para formar gobierno, a pesar de que sus 172 apoyos, que incluyen los votos de Vox, UPN y Coalición Canaria, son insuficientes para ser investido.
«Daremos voz a los más de 11 millones de ciudadanos que quieren cambio, estabilidad y moderación con un Gobierno que defienda la igualdad de todos los españoles», ha escrito Feijóo.
Críticas
Sumar ha criticado hoy que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, aboque «a toda la ciudadanía española» a una investidura que «fracasará«, y ha destacado que los populares volverán a ser derrotados como lo fueron en las urnas el 23J y en la constitución de la Mesa del Congreso.
Fuentes de la formación que lidera Yolanda Díaz lo han expresado a EFE tras conocerse que el rey Felipe VI ha propuesto a Feijóo para que forme gobierno a pesar de que sus 172 apoyos -que incluyen los votos de Vox, UPN y Coalición Canaria- son insuficientes para ser investido.
«Esta investidura no irá de los problemas de España, sino sobre los problemas de Feijóo«, han opinado desde Sumar, por lo que reprochan que se presente a una investidura que vaticinan fallida al no contar con los apoyos necesarios.
Asimismo, las mismas fuentes han apuntado que Sumar seguirá trabajando con «discreción, responsabilidad y al máximo nivel» para configurar un «gobierno progresista y con sensibilidad plurinacional».
«Un Gobierno que se forme cuanto antes para trabajar, para hacer más fácil la vida de quienes lo tienen más difícil, para avanzar en igualdad y más derechos, para avanzar en la modernización y democratización de España», han zanjado.
A partir de ahora
La designación por parte de Felipe VI de Alberto Núñez Feijóo como candidato a presidir el Gobierno activa el reloj institucional de los plazos para la sesión o sesiones de investidura o, si fuera necesario, para la repetición de elecciones.
A efectos prácticos el hecho de que tras la primera ronda de contactos haya salido un primer candidato supone que comienzan a contar los únicos plazos que establece la Constitución una vez constituidas las nuevas Cortes.
En su artículo 99 la Carta Magna establece que si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato obtiene la confianza de la cámara, el rey disolverá ambas cámaras y convocará nuevas elecciones, que se celebrarán 47 días después.
Sin embargo, la Constitución no dispone cuánto tiempo tiene que pasar entre que el rey propone candidato hasta que éste defiende su candidatura en el hemiciclo.
Es la presidenta del Congreso, Francina Armengol, la que deberá establecer la fecha de la investidura. Antes, como ella misma ha anunciado al comunicar el nombre del candidato, llamará a Feijóo para saber su opinión y tomar la decisión más adecuada.
Una fecha que es, de facto, la que marcaría el día a celebrar elecciones si fuera necesario repetirlas.
Sobre cuál podría ser el día elegido por Armengol, el líder del PP ha dado alguna pista al defender tiempo para hablar, porque «hacer una investidura sin hablar con los grupos supondría un formato no parlamentario» e implicaría «desigualdad» respecto a otros aspirantes.
Armengol no ha querido pronunciarse sobre esta petición aunque si se ha mostrado dispuesta a facilitar las negociaciones.
Lo que sí estaría claro es que si se quieren dejar despejadas las navidades ante una hipotética convocatoria electoral el debate de investidura debería celebrarse la última semana de agosto o ya dejarlo para finales de septiembre.
Así se alejaría el peligro de unos comicios en fechas tan señaladas, una amenaza que ya se contempló en 2016 y obligó a modificar la ley electoral para reducir la campaña electoral de 15 a 8 días.