Cientos de miles de personas salieron esta tarde a la calle, en Barcelona, para reclamar la libertad de los ocho exconsejeros catalanes de la Generalitat encarcelados en prisiones de Madrid, después de que la Cámara catalana proclamara la independencia el pasado 27 de octubre.
También se han manifestado para exigir la liberación de los dos líderes de la ANC y Omnium, así como para protestar contra la aplicación del artículo 155 de la Constitución y a favor de la recuperación de las instituciones catalanas y de la independencia de Catalunya. Según fuentes de la Guàrdia Urbana, la concentración independentista ha llegado a los 750.000 asistentes, 15 de los cuales procedentes de las comarcas de Tarragona.
A pesar del desconcierto que se ha instalado en el movimiento secesionista -que no acaba de entender la diversidad de estrategias que siguen sus líderes- y teniendo en cuenta que casi todos los partidos soberanistas han asumido las elecciones autonómicas, la sociedad civil independentista ha demostrado esta tarde que tiene músculo y eha escenificado que a 40 días de las elecciones el secesionismo, concurra o no unido, va a por todas.
El soberanismo podrá estar tocado anímicamente, pero mantiene su capacidad de movilización. Aunque también habrá quien podrá decir que este poder de convocatoria va a la baja. Según cifras de la Guardia Urbana, en torno a 750.000 personas se han manifestado en la capital catalana.
Los organizadores, la ANC y Omnium, aspiraban a que la protesta se convirtiera en una Diada por la libertad similar a las grandes movilizaciones del 11-S y han estado muy cerca.
Las imágenes han sido contundentes a lo largo de los tres kilómetros que mide la calle Marina de la capital catalana. No han alcanzado, eso sí, el millón de personas que ansiaban y que fue el número de manifestantes contabilizados el pasado mes de septiembre por la Policía municipal en la última Diada.
El independentismo, en cualquier caso,ha demostrado que está más que vivo, a pesar de que se ha manifestado hasta en siete ocasiones en los dos últimos dos meses (con dos huelgas generales incluidas). Y enseña que sigue siendo ambicioso y que no parará mientras haya dirigentes del proceso en prisión.
Su próximo reto es celebrar una gran marcha en Bruselas el próximo 7 de diciembre, en línea con la estrategia del expresidente de la Generalitat. "Hay que llenar Bruselas para ganar la libertad y construir la república", ha dicho el vicepresidente de la ANC.
Sin Carme Forcadell
La manifestación por la libertad de los presos ha contado con una ausencia significativa. Carme Forcadell, que el viernes salió en libertad tras abonar una fianza de 150.000 euros, no ha acudido a la protesta por recomendación de su abogado.
Su declaración ante el juez flotaba en el ambiente, pues ha decepcionado a más de uno. Por ello, el portavoz de Omnium Cultural, Marcel Mauri, ha salido en su apoyo. "Nos da igual lo que hayan dicho o dejado de decir ante el juez, porque lo único que cuenta es lo que han hecho todos estos años. Esto no va de héroes ni de traidores", ha afirmado.
La manifestación sí ha contado en cambio con los máximos representantes de todas las formaciones soberanistas, desde el PDeCAT, ERC, la CUP y Catalunya en Comú, incluida la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
La ANC y Omnium han querido dar todo el protagonismo a los dirigentes encarcelados y en el exilio y a sus familiares, que han encabezado la marcha. Todos ellos han hecho llegar mensajes desde la cárcel o desde Bruselas. Carles Puigdemont ha pedido a los manifestantes que sigan activos y se ha dirigido al Estado español -"así no puede continuar"- y a la UE -"deja de mirar hacia otro lado"-.
El exvicepresidente, Oriol Junqueras, por su parte,ha instado a la gente a seguir perseverando. "Somos la semilla de la república. Si perseveramos, saldremos adelante. Luchad, luchad siempre sin desfallecer. El invierno dejará paso a la primavera", ha dicho.