Twitter se ha convertido en la plataforma ideal para denunciar el penoso estado de las infraestructuras ferroviarias de Tarragona. En la red social han puesto el grito en el cielo centenares de usuarios que se han quedado tirados, especialmente en la línea R-16, la que más afectación padece dentro de una red deficitaria, con falta de inversión y que este año se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza. Hasta diez trenes se han quedado tirados en las vías de la provincia, sólo desde el mes de junio. A eso hay que añadir los retrasos cronificados en algunas vías, así como percances en trenes de mercancía que han repercutido en usuarios.
La incidencia ferroviaria ya se ha convertido en un género recurrente, en un dejà vu para el sufrido pasajero, que en ocasiones se ha convertido en quien ha dado testimonio de la incidencia, generalmente a través de fotos compartidas en las redes sociales. Tuits de indignación, agua para los pasajeros y, en último término, evacuaciones, traslados de los pasajeros hasta autobuses (en ocasiones caminando por la misma vía) han sido las estampas de lo sucedido, que ha tenido motivos diversos: caídas del cable de la catenaria, fallos en el sistema de electrificación, roturas de cables y otras averías se han añadido a los retrasos congénitos, derivados de las incidencias por deterioros que, en algunos casos, llevan años arrastrándose.
En 26 tramos de la red tarraconense los trenes tienen que reducir la velocidad por el mal estado o las deficiencias en las vías, lo que se traduce en retrasos crónicos en todas las líneas. La palma se la lleva la R-15, que une Tarragona con Móra y Riba-roja, que acumula 16 de esos puntos donde los convoyes tienen que frenar. El peligro de desprendimiento o de descarrilamiento marca varias de esas zonas delicadas, según un documento de limitación temporal de velocidad que reveló TV-3.
Una de las afectaciones más graves fue una avería cerca de la estación de Tarragona por la caída de un pantógrafo a la vía, que dejó parado un tren al carecer de suministro eléctrico. Los 150 pasajeros del convoy afectado tuvieron que caminar por las vías hasta los autocares. El percance interrumpió la circulación y provocó retrasos en 15 trenes, con 2.000 pasajeros perjudicados.
El 14 de junio, los 250 pasajeros de un convoy de la línea R-16 tuvieron que esperar casi dos horas por una avería. Ocurrió entre Cambrils y Salou, en un tramo de vía única. Los afectados fueron apeados en la estación cambrilense, en la enésima odisea que desató la indignación. La misma R-16 vivió una evacuación de 200 pasajeros por la rotura de un cable entre L’Ametlla de Mar y L’Hospitalet de l’Infant. Son sólo algunas de las postales de este verano de pesadilla para los pasajeros.