Las grandes sociedades médicas y científicas españolas, medio centenar de catedráticos y profesores universitarios, 24 prestigiosos jefes de servicio de hospitales y atención primaria y más 60 expertos en tabaquismo han dicho «¡basta!». Han decidido salir en tromba para alertar de los riesgos para la salud de los llamados nuevos productos vinculados al tabaco, los cigarrillos electrónicos y el tabaco calentado. Quieren avisar a los jóvenes que son las principales víctimas que busca esta industria para compensar la fuerte caída en la venta de cajetillas y denunciar que las tabaqueras engañan a la población cuando promocionan sus nuevos artículos como la forma de reducir los daños del tabaco tradicional o, incluso, como la alternativa a dejar de fumar.
«El supuesto debate sobre el beneficio de estos nuevos productos para los fumadores es falso. No hay pruebas de que sean menos dañinos que el tabaco tradicional, ni para los que los consumen ni para los que respiran su humo y vapores». Así lo asegura Andrés Zamorano, el presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), la entidad que ha impulsado el Manifiesto sobre los nuevos productos del tabaco, que han suscrito la Organización Médica Colegial y 136 asociaciones y especialistas. «Se trata de una estrategia de la industria. Una mentira. Son productos de riesgo.
El negocio de las tabacaleras es la nicotina, y les da igual que sea a través del tabaco tradicional o de los cigarrillos electrónicos», comenta Zamorano. Prueba de ello, afirma en el cuarto de los cinco puntos del manifiesto, es que «la industria oculta que entre el 60% y el 90% de usuarios -de los nuevos productos- siguen consumiendo de forma dual los cigarrillos, por lo que la adicción y el riesgo real no se reduce ni sustancial ni significativamente».
Los expertos mantienen que «la industria de estos nuevos productos distorsiona la evidencia científica mediante la utilización sesgada y unilateral del término ‘reducción de daños’». «Presentan sus productos como estrategia individual para reducir el daño, incluso para dejar de fumar, sin una gran evidencia científica o empírica de ello y sin tener en cuenta las implicaciones para la salud de la población general que esto conlleva. Ofrecen sus productos como la solución a un problema que ellos mismos han creado y siguen manteniendo», aseguran.
Los especialistas avisan de que «estos nuevos productos se están promocionando agresivamente en jóvenes para que la industria compense su cuenta de resultados tras la caída de ventas de cigarrillos, usando estrategias de marketing a través de, entre otros, redes sociales y eventos multitudinarios, contratando para ello a ‘influencers’ con miles de seguidores y con estrategias inusitadas de relaciones públicas». Recuerdan que la mitad de los chicos españoles de 14 a 18 años han probado el cigarrillo electrónico y que el 78% ellos también había fumado tabaco. Pese a que en la última década el porcentaje de fumadores (el 24%) se redujo en España a la mitad, sigue siendo uno de los grandes problemas de salud del país, pues es la primera causa de muerte prematura evitable, con 69.000 fallecidos al año y miles de nuevos enfermos crónicos.