La cooperante española María Hernández y otros dos colegas etíopes, todos empleados de Médicos Sin Fronteras (MSF), fueron asesinados el jueves en un ataque cometido en Tigray, región al norte de Etiopía sumida en una guerra desde el pasado noviembre, informó hoy la propia organización humanitaria.
"Hoy estamos de luto tras recibir la confirmación del fallecimiento de tres de nuestros compañeros que trabajaban en Tigray", afirmó la jefa de comunicaciones de MSF para África del Este, Sophie Madden, en un comunicado.
"María Hernández, nuestra coordinadora de emergencias; Yohannes Halefom Reda, nuestro coordinador asistente; y Tedros Gebremariam Gebremichael, nuestro conductor, viajaban ayer (jueves) por la tarde cuando perdimos el contacto con ellos", relató la portavoz.
"Esta mañana, el vehículo fue encontrado vacío y, a pocos metros de distancia, sus cuerpos sin vida", subrayó Madden, al condenar el "brutal asesinato" de los cooperantes en "los términos más enérgicos posibles".
Hernández, de 35 años; Yohaness, de 31; y Tedros, también de 31, se encontraban en Tigray "brindando asistencia a la gente y es impensable que pagaran con sus vidas por este trabajo", indicó MSF.
María Hernández, de Madrid, comenzó su labor en MSF en 2015 en la República Centroafricana y, desde entonces, había trabajado en Yemen, México y Nigeria.
El conflicto en la región etíope estalló el pasado 4 de noviembre después de que el Gobierno central atacara al Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT), el partido que gobernaba hasta entonces ese territorio, en represalia por una presunta agresión previa de fuerzas tigriñas a una base del Ejército federal.
Desde entonces, miles de personas han muerto, cerca de dos millones se han visto desplazadas internamente en la región, y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, país fronterizo con Tigray, según datos oficiales.
Además, organizaciones pro derechos humanos han denunciado violencia indiscriminada y atrocidades cometidas contra la población civil en Tigray, entre ellas más de mil casos de violencia sexual documentados, aunque la cifra real podría ser mucho más alta