Al menos 32 personas han muerto y más de 40.200 se han visto desplazadas desde finales del pasado marzo con el inicio de la temporada de lluvias largas en Kenia, que se prevé dure hasta mayo, informó este viernes la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
En un informe elaborado con datos de la Cruz Roja y las autoridades kenianas, la OCHA indicó que se registraron al menos «32 muertos, 15 heridos y dos desaparecidos» hasta el 18 de abril por las intensas precipitaciones, que causaron inundaciones.
Unas 103.485 personas se han visto afectadas, incluidas 40.265 personas desplazadas en 21 de los 47 condados del país.
Igualmente, más de 960 cabezas de ganado han muerto y 24.010 acres (9.716,5 hectáreas) de tierras de cultivo han sido destruidas por la subida del nivel del agua.
«También se han reportado daños a escuelas, fuentes de agua y carreteras principales», precisó la OCHA.
Entre las áreas más proclives a las inundaciones destacan el oeste de Kenia, a lo largo de lagos y ríos en Homa Bay, Siaya, Busia, Nyando, Nyakach y Muhoroni; y zonas bajas en los condados sureños de Narok, Kajiado y Mombasa.
También es probable que se inunden las zonas montañosas tradicionalmente propensas a deslizamientos de tierra, especialmente en los condados de Makueni (sur), Nyeri (centro), Muranga y West Pokot (oeste).
«Se ha aconsejado a las comunidades que viven en zonas propensas a inundaciones que se trasladen a terrenos más altos», subrayó la agencia de la ONU.
Estos incidentes ocurren después de que el fenómeno meteorológico El Niño provocara a finales del pasado año inundaciones repentinas que causaron más de 170 muertos, así como anegamientos en llanuras bajas, desbordamientos de ríos, deslizamientos de tierra, pérdida de ganado y destrucción de cultivos e infraestructura en el país.
El Niño es un cambio en las dinámicas atmosféricas ocasionado por el aumento en la temperatura del océano Pacífico.
Estas inundaciones llegan después de la peor sequía registrada en el Cuerno de África en las últimas cuatro décadas, una falta de agua que dejó a la vecina Somalia al borde de la hambruna y con 6,6 millones de personas en inseguridad alimentaria aguda, según la ONU.