Cortan el tráfico en Tarragona para salvar la vida de un gato atropellado

Una patrulla de Mossos despeja la autovía A-27 a la altura de El Rourell para rescatar a un felino. El mamífero fue trasladado hasta un centro veterinario, que tras observar las lesiones, le practicaron la eutanasia

27 marzo 2024 19:09 | Actualizado a 27 marzo 2024 19:35
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Esta vez la historia no tiene un final feliz, pero si un reconocimiento a la asociación Revolución Pata, con sede en Tarragona, y a Mossos (de Trànsit y de la Unidad Regional de Medio Ambiente, URMA).

Los hechos ocurrían el pasado día 18 en la autovía A-27 cuando una voluntaria de la entidad circulaba por la autovía para recoger a un perro de un cliente (como ella mismo explica en este vídeo de Tiktok).

A la altura del kilómetro 12, en el término de El Rourell, la conductora vio a un gato gris junto a uno de los New Jersey de cemento que separan los dos carriles de circulación.

No lo dudó. Intermitente y parada técnica en el arcén. No podía dejar al felino en la calzada expuesto a un atropello mortal a cada coche que pasaba cerca de él.

La voluntaria cogió el móvil y llamó al 112 y la operadora del teléfono de emergencias avisó a los Mossos.

La providencia quiso que una patrulla de la URMA estuviera cerca (estaba inspeccionando una finca en El Pla de Santa Maria y sus animales) y otra de Trànsit tampoco andaba lejos de este punto de la autovía.

Al conocer la situación, ambas patrullas policiales arrancaron el coche y no tardaron en dirigirse hacia allí. Fuentes de Mossos explican que los rescates como el de este gato es competencia municipal (no de la Policía Autonómica), pero en este caso, y ante las dificultades del tráfico, no costaba nada echar una mano.

Mientras los agentes de tráfico paraban a los coches, el agente de la URMA se acercaba al felino para sacarlo del asfalto. El gato estaba gravemente herido, pero vivo y con las uñas afiladas. Con guantes y una chaqueta se protegió el mossos para evitar un arañado defensivo.

Una vez sacado el felino de la carretera, la voluntaria abrió una jaula transportadora y allí lo colocó para meterlo en el maletero del coche y salir rápidamente en busca de ayuda. Mientras el felino iba camino del veterinario, se reabrió el tráfico en la A-27 minutos más tarde.

El gato no tenía chip, por lo que nadie lo reclamaría ni se sabría de donde había salido. Se le realizaron radiografías y se observaron fracturas graves y complejas en las extremidades.

El dilema moral estaba allí: vivir sería un sufrimiento, morir era la otra opción. El dilema se resolvió con la eutanasia, pero con la conciencia tranquila de que se hizo todo lo que se pudo para salvar la vida de este gato.

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