El turismo sostenible y la cultura de la paz
El turismo, por naturaleza, fomenta el contacto entre culturas, religiones y tradiciones
Este 27 de septiembre, con motivo de la celebración del Día Mundial del Turismo, la Organización Mundial del Turismo (OMT) ha propuesto dedicar la jornada a la paz, con el lema ‘Turismo y paz’.
El objetivo principal es divulgar y sensibilizar de la necesidad de diseñar e implementar políticas y estrategias dirigidas hacia el establecimiento de un turismo responsable y sostenible, que ha de permitir emplear el gran potencial del turismo para promover la paz, la justicia social, el entendimiento y el respeto a la diversidad.
Considerado uno de los sectores económicos más potentes del mundo, este sector es de vital importancia para las economías de muchos países, que ven en el turismo un elemento esencial para el desarrollo económico y el progreso. Pero también es un potentísimo instrumento para favorecer el intercambio cultural entre personas y naciones; lo que nos muestra que el turismo es mucho más que un motor económico y resulta de gran importancia por su valor cultural y social, y su capacidad en la creación de vínculos amistosos estables, pacíficos y de cooperación entre culturas y países.
El turismo es, por naturaleza, una actividad que fomenta el contacto entre diferentes culturas, religiones y tradiciones. Al viajar, las personas tienen la oportunidad de conocer y comprender el lugar de acogida y sus formas de vida, de enriquecerse descubriendo y compartiendo experiencias, de conectar con los demás y crear afinidades y empatía, generando de este modo conexiones interculturales y sociales, y un clima de respeto mutuo y de tolerancia.
Todo ello nos invita a reflexionar sobre cómo el turismo puede ser un agente de cambio en la construcción de un mundo en paz, por estar estrechamente relacionado con sus ideales y con la cultura del encuentro, el intercambio y el entendimiento, porque sin paz no hay turismo.
Según la OMT, “el turismo tiene la capacidad de contribuir a la paz global al promover el desarrollo sostenible y la prosperidad económica”, lo cual puede influir en la reducción de conflictos derivados de la injusticia y las desigualdades.
El turismo sostenible promueve el respeto hacia las culturas y comunidades locales receptoras de visitantes, su entorno, su paisaje y sus tradiciones, favoreciendo su bienestar y calidad de vida, su estabilidad social y un desarrollo económico más equilibrado. Por ello la industria turística debe comprometerse con la gestión e incorporación de prácticas sostenibles y responsables que beneficien tanto a los turistas como a las comunidades locales, llegando a ser una herramienta poderosa para la construcción de un entorno que enriquece a ambos y en el que las personas de diferentes culturas puedan convivir en paz y armonía. El turismo tiene pues esa capacidad para promover la paz entre los pueblos y culturas y es un ejemplo de ese mundo hermanado, cooperativo y solidario que todos deseamos.
En definitiva, el turismo tiene un impacto muy positivo en la promoción de la paz, porque genera intercambio cultural y respeto a la diversidad; potencia el desarrollo económico, con más progreso y más bienestar; promueve la protección del patrimonio natural y cultural; facilita el diálogo, la interacción, y el conocimiento. El fenómeno turístico no solamente es fuente de enriquecimiento personal y colectivo, sino que supone un gran instrumento para convertir el mundo en un lugar más humano y solidario.