Un mes después de su apertura, la pasarela aún no es accesible
La entrada no está preparada para sillas de ruedas y la salida que da a la estación se ve interrumpida por unas escaleras. El Ayuntamiento calcula que las obras necesarias estarán listas a principios de 2019
La tan esperada pasarela que salva el desnivel entre el Balcón del Mediterráneo y el paseo Rafael Casanovas, junto a la playa, cumplió el sábado pasado el primer mes de funcionamiento. En poco tiempo la estructura ya ha sido incorporada por muchos ciudadanos en sus recorridos; pero no en todos; quienes se desplazan en silla de ruedas, igual que quienes empujan una sillita de bebés o un carro de la compra, tienen que hacer auténticas virguerías para poder acceder a la pasarela porque la entrada todavía no está acondicionada.
Hacemos el ejercicio de tratar de recorrer la estructura con Carles Balañá y Anna Caparrós, ambos van en silla de ruedas y son activistas en la ciudad por los derechos de las personas con discapacidad. Lo primero, y más obvio, es que el camino natural desde el Balcón del Mediterráneo, hasta la pasarela, bajando por la Baixada del Toro, es impracticable para una silla de ruedas vista la gran cantidad de escaleras.
El camino alternativo es, entonces, el de la calle Adrià para luego desembocar en la calle Pons d’Icart. En esta última las aceras son muy estrechas y en algunos sitios la silla no cabe. Además, para bajar de la acera a la calzada el escalón no está rebajado en ninguno de los dos extremos del paso de peatones. Carlos y Anna suben por un trozo de acera que está más bajo, pero no porque esté adaptado, sino por el deterioro de los bordes. Anna dice que hacer estas maniobras para las cuales tiene que ir por la carretera compartiendo espacio con los coches le da miedo; su silla de ruedas es baja y teme que no adviertan su presencia.
Escaleras que estropean el plan
Pero la escalera no sólo tiene la tan esperada salida al paseo de la playa sino que cuenta con otra que va a dar a la estación de Renfe, una mejora sustancial para los viajeros del tren. No obstante este extremo de la pasarela es igualmente inaccesible, tal como nos había advertido ya Lluís Roig, responsable de la Fundación COAATT(Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnic i Enginyers d’Edifiació de Tarragona) y también usuario de una silla de ruedas.
Si de lo que se trata es de salir de la pasarela a la estación, la alegría dura poco. Aunque el trayecto es corto, hay una primera pasarela (parcialmente interrumpida por unos contenedores) pero luego el usuario se encuentra con cinco escalones insalvables en una silla. Tampoco es posible pasar a la otra acera porque el escalón no está rebajado. Con Anna y Carles tenemos que darnos la vuelta por donde hemos venido, pero Lluis nos explica que sí que decidió intentarlo. La única forma fue transitar varios metros por la carretera con el consecuente peligro.
Roig, cuenta que hizo el recorrido justo para el reportaje, antes no había mostrado interés porque ya sabía que no estaba acondicionado. Dice que el hecho de que se inaugurara la pasarela sin que los accesos estuvieran resueltos «me parece mal pero no me extraña, ha habido suficiente tiempo, pero aquí parece que lo importante es colocarse medallas», lamenta.
Anna y Carles, por su parte se quejan de que no se trata de un edificio antiguo, que hay que adaptar, sino de una infraestructura nueva y se quejan de que no se pensara en los accesos desde un primer momento. «No avanzamos», señala ella. Él por su parte se queja de que a veces se realizan actuaciones que, en teoría, mejoran la movilidad de las personas en sillas de ruedas pero que en realidad acaban empeorándola. Se refiere al paso soterrado de la Plaça dels Carros inaccesible en la práctica porque los ascensores siempre suelen estar averiados. Jordi Pallarès, otro usuario de silla de ruedas que también ha denunciado la situación recuerda que se están vulnerando las leyes de accesibilidad vigentes.
Fuerte pendiente
También hacemos la consulta sobre la accesibilidad de la pasarela a Jordi Planas, colaborador del COAATT en temas de accesibilidad y quien camina con un bastón. En su caso dice que sólo con ver la pasarela supo que no está hecha para personas como él. Relata que le será imposible superar esas distancias sin bancos para descansar entre tramos. Considera que igual que a él, la pasarela se hará dura a las personas más mayores.
El proyecto está listo
El Ayuntamiento de Tarragona se comprometió en marzo de 2015, cuando anunció el proyecto junto al Port de Tarragona, a ocuparse de transformar las calles cercanas a la pasarela para que fueran accesibles. Hoy los trabajos todavía no se han llevado a cabo. El concejal de Territori, Josep Maria Milà, explica que el proyecto para acondicionar el acceso desde la Rambla hacia la pasarela ya estaba redactado hace meses pero no se había podido poner en marcha por falta de presupuesto. Esto ya se ha subsanado y se dispone de los 170.000 euros que costarán las obras.
Ahora el proyecto saldrá a licitacición, proceso que puede tardar unos 3 a 4 meses. Posteriormente las obras tardarían unos 3 a 4 meses más, con lo que, espera Milà, los accesos podrían estar acondicionados a principios del año que viene. Las obras se centrarán en ampliar y acondicionar la acera de la calle Adrià y de la calle Pons d’ICart. Como esta última es muy estrecha ya se convirtió en vía de sentido único para los coches y lo que se hará será ampliar el tamaño de la acera que está del lado de los edificios. En lo que se refiere a los escalones que interrumpen la bajada desde la pasarela a la estación de Renfe, explicó que lo estudiará con el Port que, en principio, sería el responsable de acondicionar esta parte.