Un juez interviene en Tarragona para decidir si un menor debe vacunarse o no

La Audiencia Provincial autoriza a la madre a inmunizar a la hija, de 12 años, frente a la oposición del padre, con ideas antivacunas

La Audiencia Provincial de Tarragona ha autorizado a una madre a que vacune a su hija menor contra la Covid-19 y el papiloma humano frente a la oposición del padre, con ideas antivacunas. A las puertas de una nueva campaña de vacunación de este otoño, es la primera resolución de este tipo que trasciende en la provincia, si bien casuísticas de este tipo han sido habituales, sobre todo en el contexto de la pandemia.

El auto resuelve el desacuerdo en el ejercicio de la patria potestad entre las partes de la pareja. El juez desestima el recurso del padre y atribuye a la madre «la facultad de decidir sobre la cuestión». La niña, de 12 años, se acabó inoculando las dos dosis del antídoto contra el coronavirus y posteriormente también se ha inmunizado contra el virus del papiloma humano. «Siempre hay divergencias de este tipo y quizás con la Covid-19 se han visto más, porque ha habido más reticencias con la vacuna, aunque este es el primer caso que he llevado», explica la abogada tarraconense Anna Escorihuela. En sede judicial chocaron dos posturas distintas sobre la protección. «La progenitora entiende que debe procederse a la inoculación de las vacunas, por ser ello más apropiado a los intereses de la menor», indica el auto.

Entre sus argumentos en liza, aparecen «la seguridad de la propia vacuna», el hecho de «estar avaladas por instituciones sanitarias a nivel mundial y por los efectos que podrían derivarse para la salud de la menor negarle la protección que ofrecen las vacunas».

«Se opone a cualquier vacuna»

Por otra parte, el padre «se opone al suministro de cualquier tipo de vacuna por entender que la seguridad no estaba garantizada y que además se trataba de una situación en continuos cambios que ofrecía una gran incertidumbre para determinar la procedencia de la vacunación». En su argumentario, la evolución de la pandemia hacia fases más benévolas también pesó en los motivos. El progenitor entendía que «la situación había cambiado y que incluso ahora ya los menores no hacían uso de la mascarilla en el centro escolar».

No es habitual que se llegue al extremo en que los jueces tengan que dirimir este tipo de conflictos. De hecho, es el mismo tribunal quien admite que «este tipo de desacuerdos no hallan su mejor acomodo en el trámite judicial, pues no existe norma legal para determinar si es mejor la posición de uno u otra respecto la recomendación gubernamental de vacunación como prevención».

«La patria potestad es común, de los dos, pero si no se ponen de acuerdo en un punto, como es este caso, el juez tiene que decantarla y darla a uno, que le confiere la capacidad de decidir», sostiene el abogado tarraconense Francisco Zapater, especialista en familia.

Los razonamientos cercanos a posturas antivacunas son rechazados con rotundidad por la Audiencia: «Sobre la falta de necesidad de la vacunación de los menores y la ineficacia de las vacunas, tales argumentos deben rechazarse por genéricos y por no corresponder a los tribunales cuestionar la bondad de las vacunas». El padre tampoco aportó ningún informe pericial que contraindicara clínicamente la vacunación. El juez alude a jurisprudencia que indica que la supuesta injerencia en el derecho al respeto de la vida privada es «lícita», ya que «persigue el objetivo de proteger la salud y los derechos de los demás».

«Un método eficaz»

La pugna de padres va más allá, pero la emergencia sanitaria tiene un papel clave. Por eso, el tribunal añade: «La vacuna contra el Covid-19 tiene el aval médico y científico y ha sido prescrita y avalada por las autoridades sanitarias; se presenta como método eficaz para controlar el virus entre la población y como método de prevención especial». Agrega «que son mayores sus beneficios que los riesgos, dada la baja probabilidad de efectos adversos y el hecho de que, de contraer la enfermedad, la consecuencia puede ser mucho más grave; no constan contraindicaciones concretas de la vacuna en la persona afectada».

A partir de ahí se exponen razones como la aprobación de la solución para niños de 5 a 12 años de autoridades como la Agencia Europea del Medicamento y la Agencia Española o el reconocimiento de la OMS de que la propuesta de Pfizer puede administrarse con seguridad a niños a partir de los cinco.

No solo la pandemia decanta la balanza. El auto recuerda que la vacuna VPH, del papiloma humano, está igualmente avalada por la OMS y que «desde su comercialización en España en 2007 ha sido introducida en el calendario de vacunaciones». «El hecho de que puedan haberse producido ciertos efectos secundarios, no acreditados como derivados de la administración de la vacuna, no ha llevado a modificar las recomendaciones de estos organismos». Por eso concluye que «la administración de la vacuna no puede considerarse tampoco por los motivos anteriormente indicados un ataque a la integridad física o moral de los menores, al redundar según los parámetros sanitarios en el refuerzo de la salud de cualquier persona».

El pinchazo del papiloma humano es uno de los contemplados en Catalunya en su calendario, en concreto para los menores de 11 y 12. Se suministran dos dosis.

Zapater añade que «el tribunal sopesa las razones del padre o la madre y parece que las de ella son más proteccionistas. Si por si acaso la vacuna es decisiva, busca no dejar sin medicación a la hija, y siguiendo también la pauta social». El letrado tarraconense indica que «se da la capacidad de decisión a la madre, que es la que mantiene la importancia de esa tesis social, que al órgano le parece más lógica y más garantista para la hija».

En los últimos meses, juzgados de Asturias, Galicia o Andalucía también han tenido que intervenir y mediar entre padres y madres que no se ponían de acuerdo a la hora de inmunizar a sus hijos.

Crecen en Tarragona las infecciones respiratorias en la última semana

El último balance oficial del Departament de Salut detecta un «notable incremento» de las infecciones respiratorias agudas en el Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre, y también en el conjunto de Catalunya. En la semana epidemiológica del 18 al 24 de septiembre, a las puertas del otoño, se pasó de 2.405 casos a 3.460, un incremento de casi el 44% en el Camp de Tarragona. De esos casos, 199 corresponden a gripe, 473 a Covid-19, 25 a bronquiolitis y 87 a neumonías. La inercia es de crecimiento en todas estas patologías. En el Ebre el aumento es del 40%, al pasar de 687 casos de infecciones a 966. También se incrementan la bronquiolitis, la Covid o la gripe, además del resto de afecciones respiratorias, como los resfriados comunes.

Los diagnósticos van al alza pero el impacto hospitalario es muy limitado. Salut indica que los ingresos de Covid van en dinámica descendente. En la provincia hay 36 hospitalizados, solo uno de ellos en la UCI.

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