Trabajadores de la EMT piden una mayor seguridad para evitar más agresiones
Conductores e inspectores relatan los peligros a los que se enfrentan mientras hacen su trabajo, en el que los problemas con los pasajeros y los actos vandálicos son una constante
Las agresiones a los trabajadores de la Empresa Municipal de Transports (EMT) siguen siendo una realidad. El actual gobierno municipal y el comité de empresa están haciendo lo posible por aumentar la seguridad a través de una mayor coordinación con la Guardia Urbana, pero desde la sección sindical de UGT, la pasada semana reportaron un nuevo caso donde la Guàrdia Urbana no pudo llegar a tiempo al incidente pese a su rápida respuesta.
Humberto López, delegado de la sección sindical de UGT del comité de empresa, expresa que «la situación ha mejorado gracias a medidas como las cámaras de seguridad», pero reclaman «una respuesta rápida y contundente contra las agresiones que sufren cada semana».
Gabriel Cabañero, conductor de la EMT, afirma que «estas situaciones afectan en última instancia al pasajero», ya que el conductor debe parar el autobús cuando una persona está causando problemas, retrasando así el horario habitual de la línea. Cabañero relata que «en ocasiones se ha llegado a parar un autobús hasta cincuenta minutos», afectando al turno habitual de los trabajadores y provocando agravios en los usuarios.
La puerta central
Según el inspector de la EMT Francisco Durán, muchos de los problemas se dan por «el acceso desde la puerta de en medio». Esta medida se tomó para poder dar un servicio más rápido, pero los trabajadores aseguran que «les dificulta llevar un control adecuado».
Cabañero asegura que «en las entradas por la puerta delantera pueden detectar la actitud del pasajero o si este va ebrio», una información que les mantiene más alerta de lo que pueda pasar. Sin embargo, el acceso por la puerta central ha generado «mucha picaresca entre los usuarios» y los conductores se ven incapaces de controlar quien pica el billete y quien no.
Según los trabajadores, la posibilidad de viajar sin billete se ha extendido como rumor y cada vez más gente lo practica. Además, Cabañero ratifica que, desde la puerta principal, pueden alertar a los inspectores y la Guàrdia Urbana cuando ven a alguien con actitud sospechosa, síntomas de embriaguez o con objetos punzantes, un filtro que no se aplica en el otro acceso.
Mejoras en la cabina
Más allá de la coordinación policial, Humberto López propone una mejora de las mamparas que tienen en la cabina. El conductor detalla que «aún cuentan con mamparas anti Covid», las cuales están hechas de plástico. Por este motivo, plantea «la instalación de mamparas homologadas que aíslen al conductor», como las que tienen en la ciudad de Barcelona. López asegura que «las estructuras actuales pueden romperse de un golpe», afectando a la seguridad del conductor.
Asimismo, los sindicalistas denuncian que «las comunicaciones por radio son abiertas y suenan por los altavoces».
Según lo detallado por Gabriel Cabañero, esta situación ha empeorado en algunas ocasiones la situación, ya que «la persona que causa problemas se puede alertar y violentarse» al saber que el conductor ha denunciado los hechos. Frente a esto, proponen «crear códigos de comunicación interna con los inspectores y cuerpos policiales».
Impunidad
Los testimonios denuncian que «muchas de las agresiones quedan impunes», y consideran necesarias «penalizaciones más severas que acaben con el problema». Según Humberto López, muchos conductores «se han visto afectados por el miedo hasta el punto de no querer salir a trabajar en determinados servicios». Un hecho que habría desencadenado en «bajas laborales por estrés y ansiedad».
Aun con todo, los tres trabajadores entrevistados coinciden en que «es necesario hacer campañas de educación entre la ciudadanía», muchos de los agresores son adolescentes, motivo por el cual plantean «concienciar desde las escuelas en el respeto a los trabajadores».