TGN descarta tirar adelante la ordenanza de terrazas y apuesta por los ‘decretazos’
El Ayuntamiento asegura que «la situación actual es demasiado inestable como para hacer una normativa general». Pastó prefiere ir calle a calle, pese a la oposición de los restauradores
El Ayuntamiento de Tarragona descarta, por el momento, volver a emprender la comisión de trabajo que tenía como objetivo la creación de una nueva ordenanza municipal que regulase la ocupación de terrazas en la vía pública. La concejala de Domini Públic, Cinta Pastó, descarta esta opción porque asegura que «la situación actual es inestable como para hacer una normativa general». Pastó y su equipo prefieren analizar «quirúrgicamente, calle por calle» las necesidades de cada zona. Por eso, a lo largo de este mes de junio, Pastó ha emitido al menos tres decretos, con la intención de regular los espacios públicos y reordenar las terrazas en los principales puntos polémicos de la ciudad. La estrategia de decretazos no ha gustado mucho a los restauradores de la ciudad, quienes recriminan al Ayuntamiento no contar con ellos a la hora de tomar decisiones.
«Antes de la Covid, pensábamos de una manera, pero la pandemia nos ha dado otro punto de vista. Las cosas cambian muy rápidamente y creemos que, dada la situación actual, no es momento para elaborar una normativa general», explica Pastó. Pero lo cierto es que, en algunas zonas de la ciudad, los bares siguen aprovechándose de la flexibilidad de espacio que el Ayuntamiento les dio durante la pandemia. «Por eso ahora, un equipo, de entre dos y tres personas, está trabajando calle a calle, con los vecinos, los comerciantes y los restauradores, para conocer sus inquietudes y su manera de hacer», comenta la concejala, quien destaca que «lo que tenemos claro es que el espacio público es de todos, no solo de los bares. Es momento de encontrar el equilibrio entre las terrazas y los peatones». Pastó reconoce que «queremos evitar que las mesas estén encima de los bancos, pero también que la gente pueda ganarse la vida».
El Ayuntamiento ha empezado regulando algunas de las calles más concurridas: Cós del Bou, primer tramo de la Rambla Nova –el del Balcó del Mediterrani– y Plaça Corsini. Pastó asegura que la hoja de ruta pasa por llevar a cabo esta reordenación en todas las calles de la ciudad. «Primero hemos querido empezar por las zonas donde se pidió un permiso temporal durante la Covid, como es el caso de la calle Cós del Bou», dice la edil.
Con esta regulación, una de las cosas que se ha conseguido en el Cós del Bou es su peatonalización. El decreto dice que los restaurantes deben reducir el espacio de sus terrazas, pero que tienen la autorización para montarla de manera permanente. Los empresarios celebran la decisión, aunque los vecinos se oponen frontalmente por miedo a que la calle se convierta en «un parque de atracciones», decían, donde ni una ambulancia pudiera acceder.
El decreto más polémico
Pero si alguno de estos decretos ha sido especialmente polémico es el referente al primer tramo de la Rambla Nova, el más cercano al Balcó del Mediterrani. Hasta ahora, los bares y restaurantes que querían montar terraza en la coca central estaban obligados a pedir permiso año a año, y solo estaban autorizados a hacerlo durante los meses de verano. Este año, aseguran, les ha sorprendido un decreto, que no solo les reduce el número de mesas y metros cuadrados, sino que las terrazas están todas ubicadas en el mismo lado de la Rambla, el más próximo al Teatre Tarragona, para hacernos una idea. El objetivo es despejar un poco la vía.
Los restauradores del lugar están indignados con la decisión y han pedido, a través de la Associació d’Empresaris d’Hostaleria de Tarragona Ciutat (AEHTC), una reunión con el Ayuntamiento. Entre los aspectos más destacables del decreto está que cada local puede montar solo seis mesas en una sola hilera. Además, también se exige una distancia de dos metros y medio entre terraza y parterre para garantizar, dice el documento, el paso del mobiliario urbano. El aforo máximo que se permite es de 24 personas por bar. Los propietarios de los locales prefieren no dar a conocer su nombre, pero sí argumentan el motivo de su malestar. «No entendemos que en cada calle se utilicen criterios distintos. ¿Quién lo decide? ¿Y porqué? Lo lógico sería que las normas fuesen las mismas para todos», explica el propietario de un bar de la Rambla Nova, quien añade que «con tan pocas mesas no nos ganaremos la vida». Otra empresaria asegura que «si queremos ofrecer un buen servicio al turista, no podemos reducir tanto el espacio». Con el tema de concentrar las terrazas, se da el caso que uno de los bares tiene las sillas y las mesas a 25 metros de la puerta de su local. Otra queja más.
«Debería pasar por pleno»
Por su parte, desde la Associació d’Empresaris d’Hostaleria de Tarragona Ciutat, su presidente, Javier Escribano, reivindica que se recupere la comisión de trabajo para la creación de una nueva ordenanza municipal que regule las terrazas. «No nos parece bien que ahora se utilice la técnica de los decretazos. Me parece que son temas suficientemente importantes como para que se sometan al voto del plenario», dice Escribano, quien añade que «se formó una comisión para que pudiéramos trabajar conjuntamente, y para que los restauradores explicásemos cuáles eran las consecuencias de sus decisiones. Pero siguen sin hacernos caso». Veremos cómo continúa la historia y, sobre todo, cuál es la próxima calle que será regulada.