Tarragona se vuelca con la reapertura del Banc d’Espanya 21 años después

Decenas de vecinos de la localidad visitan la exposición que ha abierto puertas este viernes por la tarde

El Banc d’Espanya ha abierto hoy sus puertas tras 21 años cerrado. Lo ha hecho con una exposición fotográfica de la artista Estela de Castro, que explica el trastorno que desarrollan los animales salvajes cuando se encuentran en cautividad. El Banc d’Espanya vuelve a ser nuestro, al menos hasta el 16 de junio. El olor al entrar, su luz, el suelo, el techo, las paredes, el mobiliario y el ambiente en general, consiguen trasladarnos dos décadas atrás.

El aforo se ha quedado pequeño para la cantidad de gente que ha asistido al acto.

De esta manera, el Banc d’Espanya sigue la estela de otros edificios emblemáticos de la ciudad como la Tabacalera, que ya ha acogido diversos ciclos de danza y exposiciones, la última, ‘Digital After All’, de la mano de Mèdol. Otro ejemplo es la antigua prisión de la ciudad, en este caso gestionada por la Generalitat de Catalunya, quien ya ha sido escenario de dos exposiciones y una muestra teatral dentro del programa del FITT.

Así, el Banc de Espanya deja también entrar la cultura en sus muros con una exposición que estará abierta hasta el 16 de junio. El retrato de Estela de Castro muestra la realidad de los animales de diversos zoos, principalmente el de Madrid, desde un punto de vista que pretende retratar la apatía, estrés y soledad que sufren.

Todos los gobiernos que han pasado por el Ayuntamiento han buscado un proyecto para este espacio. En 2004, cuando apenas hacía un año que el Banc d’Espanya había cerrado puertas, se hablaba de trasladar dependencias estatales a este equipamiento. Después, en la campaña de las municipales de 2007, algún candidato puso sobre la mesa la posibilidad de hacer una mezquita. No prosperó. En 2009, el gobierno de PSC y ERC anunció que el edificio sería un centro de interpretación turística. Y, finalmente, en 2014, el ex alcalde Josep Fèlix Ballesteros propuso que acogiera el Museu de la Química, una idea que maduró en 2018 y que recibía el nombre de Rambla Science. Con el gobierno de Pau Ricomà, el proyecto volvía a cambiar de nombre y, en este momento, se llama Banc de la Ciència i Coneixement.

La sorpresa llegaba hace poco más de un mes, cuando el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, aseguraba que era necesario replantearnos el proyecto para el Banc d’Espanya, después de que la ciudad hubiera perdido los fondos Feder y se haya quedado sin ayudas europeas para hacer frente a la reforma.

Esta mañana, después de haber visitado el hall del equipamiento, puedo constatar que lo único que necesitamos los tarraconenses es poder disfrutar de estos espacios que, al fin y al cabo, marcan nuestro ADN. Por la historia y por lo que un día significó para la ciudad. Este gobierno –como ya empezó a hacer el anterior– ha entendido que los grandes edificios vacíos de la ciudad deben estar abiertos. Sea para lo que sea. Así se hizo con la Tabacalera y así sigue haciéndose. De hecho, actualmente, la Tabacalera acoge la exposición Digital After All que, en palabras de la concejala de Cultura, Sandra Ramos, la muestra recibió 1.200 visitantes durante los tres primeros días.

Ramos ha destacado, durante la presentación de la exposición, que «la intención del gobierno es ir ocupando espacios cerrados de la ciudad para acoger cultura, mientras no se les da una función definitiva».