Tarragona no está bien adaptada para hacer frente a una dana como la de Valencia

Los expertos aseguran que un 15% del territorio catalán es inundable. El problema se agrava cuando se han construido espacios residenciales e industriales en estas zonas inundables

Los expertos aseguran que la provincia de Tarragona no está estructuralmente bien adaptada para hacer frente a los nuevos escenarios climáticos como la dana que azotó Valencia hace unas semanas.

Después de esta catástrofe que se ha llevado la vida de más de 200 personas, es momento de poner sobre la mesa los motivos de esta tragedia.

Los técnicos coinciden y señalan tres culpables: «Una lluvia excepcional, una alerta a destiempo y la alta densidad de población en zonas inundables».

El decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos del País Valencià, Javier Machí, explica al Diari que en el caso de Valencia, «en los últimos 30 o 40 años, se han construido zonas residenciales e industriales en zonas inundables». Esto provoca una limitación en el recorrido natural del agua, haciendo que el efecto de las inundaciones sea más devastador. «No se trata solo de un problema de falta de infraestructuras, sino de dónde y cómo se han llevado a cabo estas construcciones», señala Machí.

Este problema no es único o exclusivo del País Valencia, ya que se ha detectado que un 15% del territorio catalán es inundable.

El director del Centro en Resiliencia Climática de Eurecat, Carles Ibáñez, siguiendo la línea de Machí explica que, como mínimo, desde los años 60, el desarrollo urbanístico no ha tenido en cuenta la circulación del agua a la hora de edificar. «Incluso en los años 90 y 2000, cuando ya existía una normativa que teóricamente restringía o prohibía la construcción en esos lugares, se siguió construyendo en zonas que potencialmente eran inundables».

En el caso de Tarragona, tanto ciudad como provincia, también existen varios espacios que pueden estar en riesgo de inundación.

Zonas inundables en Tarragona

En Tarragona ciudad, el principal fallo estructural puede encontrarse en las zonas más cercanas al río Francolí, sobre todo en su tramo final. Ibáñez pone de ejemplo el polígono Francolí: «A lo mejor no toca tener un polígono industrial en el lugar que está».

En la zona del Ebre, también pueden experimentar problemas, aunque en este río, «es menos probable un desbordamiento y podríamos anticiparnos con días de antelación».

Según explica el experto, no solo se debe a tener una cuenca más grande, sino a su regulación con embalses.

Machí coincide con Ibáñez y asegura que «la creación de infraestructuras hidráulicas, como presas y canales de desvío, son una de las claves para reducir el impacto de estos fenómenos». El valenciano pone de ejemplo el desvío de un barranco hacia el nuevo cauce del Turia que estaba planificado desde los años 60, pero que no ha llegado a realizarse. «Estos retrasos son habituales y, como se puede ver, tienen consecuencias muy graves».

Otras soluciones que tratan los técnicos son medidas de renaturalización y el decrecimiento, es decir, reducir la ocupación del territorio en zonas inundables.

En el caso de Machí, también asegura que «es imprescindible fomentar la educación ciudadana para que las personas conozcan el lugar donde viven».

Un territorio con una mejor adaptación de las infraestructuras, junto a sistemas de alerta más efectivos y campañas de concienciación, supondría una mejor preparación ante estas emergencias.