Este es el sueldo que cobran los jóvenes de hasta 35 años en Tarragona
La población en esta franja de edad apenas percibe más que lo que exige el salario mínimo interprofesional. Además, en una década, el mercado laboral ha perdido 55.100 potenciales trabajadores entre 20 y 39 años, lo que eleva las vacantes laborales hasta las 3.000
El invierno demográfico que azota a Tarragona y a toda la sociedad actual, entre otros aspectos, provoca, tal y como reflejan los cálculos de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), que haya unas 3.000 vacantes en toda la demarcación, lo que supone un 0,9% de los asalariados tarraconenses atendiendo a las tablas de la Agencia Tributaria.
Los puestos sin cubrir están llegando a cotas altas en los últimos tiempos, algo que parece paradójico teniendo en cuenta que, observando los informes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, los afiliados crecen –son 333.652 a finales de noviembre por los 322.306 de la misma época del año pasado en toda la demarcación de Tarragona–.
No obstante, la falta de mano de obra cualificada es la principal causante del desajuste. «A la gente joven está costándole mucho entrar en el mercado laboral y por eso se marcha fuera», denuncia la secretaria general de CCOO en Tarragona, Mercè Puig.
Además, tampoco es que los salarios sean altos, ya que, según las últimas estadísticas de la Agencia Tributaria, relativas a 2022, los trabajadores entre 18 y 35 años perciben, de media, unos 1.187 euros mensuales, un dato que solo es ligeramente superior al salario mínimo interprofesional, de 1.080 euros mensuales.
En comparación con el año 2009, la población activa que está entre los 20 y los 24 años se ha visto reducida en un 8,8% –de los cerca de 34.000 potenciales trabajadores de la media de los tres primeros trimestres a los aproximadamente 31.000 de media en 2023–.
Sin embargo, también es cierto que los datos de la EPA de los tres últimos meses de este año reflejan que, ahora mismo, hay más población joven activa que nunca en los últimos veinte años –desde que el INE recoge estadísticas–.
Y es que la inmigración ha sofocado la pérdida de capital laboral en estas edades: el hecho de que la natalidad haya sufrido un receso ha causado que la llegada de ciudadanos extranjeros haya paliado el desplome.
No es algo que venga de nuevo, pero las consecuencias van haciéndose más notorias a medida que los años pasan y los nacimientos siguen sin subir. «La inmigración no frena el envejecimiento social, solo suaviza algo su progresión», especifica el director del Observatorio Demográfico de la Universidad CEU San Pablo, Alejandro Macarrón.
Él ha elaborado un informe sobre las consecuencias –algunas en el ámbito laboral– que puede tener la baja natalidad, que es más responsable del ‘vaciamiento’ que la emigración a otros lugares.
A pesar de que la inmigración no representa una ‘solución’ por sí misma a la caída de nacimientos, sí que puede aportar suficiente mano de obra para cubrir algunas de las vacantes existentes.
Macarrón puntualiza que «esto no sería así en el caso de los puestos con cualificación alta y medio-alta, ya que hay mucha menos oferta de esta mano de obra y, en todo caso, la inmigración iría a otros países con una riqueza mayor».
Desde CCOO, Puig afirma que, según el sindicato, «la inmigración es necesaria porque la gente que viene tiene derecho a trabajar y, al final, lo necesario es crecer en ocupación para que el territorio se haga grande y mejoren las condiciones».
«Tenemos un problema territorial muy grave y no miramos donde deberíamos mirar: estamos dejando pasar el dinero de los Next Generation», añade la portavoz.
Vacantes: ¿por qué?
Las estadísticas que la CEPYME ha elaborado utilizando los datos extraídos del INE reflejan que existe, de forma aproximada, una vacante laboral por cada cien asalariados.
En Tarragona, son 370.304 los asalariados existentes en la actualidad, lo que significaría que los puestos por cubrir en la demarcación ascienden a más de 3.300, dato que marca un máximo histórico según la patronal de las pequeñas y medianas empresas.
Es un máximo que afecta a sectores clave del tejido productivo tarraconense, como puede ser la industria, que ve como las dificultades para encontrar mano de obra cualificada van en aumento.
El economista Antoni Cunyat, profesor colaborador de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), insiste en que «conforme vaya disminuyendo la oferta de trabajadores, puede haber problemas para cubrir los puestos que requieren cualificación». Es ahí cuando se produce el desequilibrio entre el perfil de persona que busca empleo y el de lo que necesitan las empresas.
Según el secretario general de UGT en Tarragona, Joan Llort, «influye el alto abandono escolar existente actualmente». «Nos cuesta encontrar perfiles especializados, es un problema y hay que invertir en formación para acompañar a todos estos jóvenes», propone.
Al final, todo desemboca en problemas para la población entrante al mercado laboral, que ve como sus posibilidades se difuminan en un contexto en el que, además, emanciparse es cada día más difícil.