Los sensores que detectarán sustancias tóxicas en Tarragona estarán instalados en febrero

Posteriormente, se llevará a cabo el proceso de implantación, que finalizará a lo largo del año, cuando todos los aparatos, ya operativos, cubrirán a ocho municipios que concentran 96.500 habitantes. El Camp suma una nueva sirena de riesgo químico y ya dispone de 52 de las 121 que hay en Catalunya

Los 587 sensores que detectarán sustancias tóxicas a lo largo y ancho del Camp de Tarragona estarán completamente instalados en febrero y serán operativos a lo largo de este año, más tiempo que el primer trimestre inicialmente anunciado.

Así lo ha expresado la consellera de Interior i Seguretat Pública de la Generalitat de Catalunya, Núria Parlon, quien ha asistido personalmente a la instalación de uno de ellos y ha explicado que el 70% ya están colocados.

Se trata de aparatos que detectarán ocho elementos diferentes y se instalarán en los polígonos Nord y Sud de Tarragona, en el Port, y en los municipios de Constantí, El Morell, Els Pallaresos, Perafort, La Pobla de Mafumet, Tarragona, Vila-seca, La Canonja y Reus. Es un polo de unas 96.500 personas: 88.500 en el Polígono Sur y 8.000 en el Polígono Norte.

Las ocho sustancias tóxicas que se detectarán son el dióxido de azufre, el óxido de etileno, el sulfuro de hidrógeno, el cloro, el amoníaco, el cloruro de hidrógeno, el fosgeno y el acrilonitrilo.

Estas sustancias a medir son las que pueden producir accidentes con nube tóxica que afecte al exterior de las empresas incluidas en la directiva Seveso, relativa al control de los riesgos en accidentes graves en los que intervengan elementos peligrosos.

Parlon ha expresado que «se trata de una red importantísima para prevenir los accidentes de riesgo químico y la toxicidad que llevan implícita». La consellera ha querido recordarlo cuando este próximo martes se cumple un lustro del accidente mortal de IQOXE, que dejó tres fallecidos, ocho heridos y múltiples daños materiales.

Más aparatos de los previstos

Finalmente, serán 587 aparatos –y no 575, como se había previsto inicialmente– porque ha habido cambios durante el replanteo. Uno de ellos, según ha explicado la consellera, es que el Ayuntamiento de Vila-seca solicitó una mayor cobertura.

De esta forma, en el Polígon Nord, 175 sensores detectarán tres sustancias tóxicas –dióxido de azufre, óxido de etileno y sulfuro de hidrógeno– y se colocarán en ubicaciones próximas a la A-27 y la N-240.

En el Polígon Sud y en el Port, 412 aparatos identificarán seis materias: dióxido de azufre, cloro, amoníaco, óxido de etileno, cloruro de hidrógeno, fosgeno y acrilonitrilo.

La ubicación se ha definido en función de los estudios de dispersión atmosférica realizados por Protecció Civil y con la colaboración de expertos en ingeniería química y ambiental.

Estas posiciones consideran factores como la proximidad a instalaciones industriales, áreas residenciales, direcciones predominantes del viento y otras condiciones ambientales que podrían influir en la dispersión de sustancias químicas peligrosas.

Los sensores se colocan en diferentes apoyos como farolas de alumbrado, torres eléctricas, palos de hormigón de torres de electricidad, paredes de edificios o palos de madera de cableado eléctrico.

Precisamente a una torre eléctrica ha asistido la consellera, ya que 67 de estas infraestructuras repartidas por el Tarragonès dispondrán de sensores. Endesa y Protecció Civil están colaborando para facilitar la colocación, ya que se muchas de las torres se encuentran en puntos estratégicos.

De todos los aparatos, un 35% estarán colocados en soportes eléctricos de Endesa. Tal y como ha indicado el director territorial de la compañía en Catalunya, Enric Brazís, «Endesa lleva más de quince años colaborando con el Departament de Interior en materia de seguridad y de prevención de riesgos, ya que es una prioridad de la empresa».

La compañía es la responsable de instalar los sensores en las torres a una altura de tres metros y medio, tal y como han recomendado los técnicos.

En una misma ubicación, puede instalarse más de un sensor, en función de los productos químicos que sea necesario detectar. Todos los datos que se registren se enviarán al Centre de Coordinació Operativa de Catalunya (CECAT), que las procesará.

A partir de unos límites recogidos internacionalmente, se gestionarán los avisos a la población y el protocolo a seguir, ya que los sensores están programados para detectar incrementos y crear avisos específicos, así como para llevar a cabo un seguimiento de los valores.

Una nueva sirena de alerta

También se ha presentado la nueva sirena de riesgo químico que se ha instalado en el dique de Llevant del Port de Tarragona y que supone la número 121 en toda Catalunya, 52 de las cuales están en el Camp de Tarragona.

El presidente de la Autoritat Portuària, Santiago Castellà, ha subrayado la importancia también de los sensores y ha añadido el programa NasApp, una iniciativa tecnológica implementada en el Port que monitoriza, objetiviza y alerta en tiempo real de posibles episodios de malos olores.

Las sirenas de riesgo químico se activan para alertar a la población de que debe confinarse debido a un accidente químico en un establecimiento industrial con presencia de sustancias peligrosas. Se complementan con el sistema de alertas geolocalizadas en teléfonos móviles (ES-ALERT) y con los mecanismos de difusión a través de los medios de comunicación y redes sociales.

Para Parlon, «está haciéndose mucho trabajo de forma conjunta, también con los vecinos, para avanzar en los planes de protección de los que dispone la Generalitat».

Ante el sentir de los vecinos, que creen que no se está avanzando en cuestión de seguridad, la consellera ha destacado todos los simulacros que se han realizado: «Nuestra voluntad es proteger a las personas y creemos que hemos mejorado las condiciones para dar la mejor respuesta ante un accidente de estas características».

En la misma línea, el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, ha sido claro: «Respetando todas las opiniones, creo que estamos mejor que hace cinco años». Sin embargo, todas las instituciones han apostado por incrementar la comunicación con la gente de a pie.