Tarragona instala arrecifes artificiales para recuperar la biodiversidad marina
Se han instalado ocho estructuras situadas en la parte exterior del dique de Levante
Tarragona quiere recuperar su lecho marino y por tanto, su biodiversidad. Por ello, la actuación se ha centrado en el Parque Subacuático del Port, donde se han instalado ocho estructuras que simulan arrecifes artificiales.
Estas estructuras, situadas en la parte exterior del dique de Levante, se suman a otras ocho ya existentes en el interior del Port de Tarragona y a las tres zonas de la playa del Miracle, donde se instalaron estructuras biodegradables para recuperar praderas de Cymodocea y favorecer la recuperación de stocks pesqueros de cefalópodos (sepias, pulpos y calamares).
A finales del pasado mes de julio de 2024, finalizó con éxito la instalación de ocho arrecifes en el Parque Subacuático del Port de Tarragona, situado en la parte exterior del dique de Levante.
Esta iniciativa forma parte del Plan de Sostenibilidad del Port de Tarragona con horizonte 2030 y se enmarca dentro del compromiso de la Autoritat Portuària con la sostenibilidad, conservación y recuperación del medio marino.
Este último proyecto se ha llevado a cabo con la colaboración de la empresa Ocean Ecostructures, especializada en la renaturalización de espacios marinos. Esta recuperación de la vida marina permite contribuir a la descarbonización, capturando CO2, a la vez que se mejora la calidad del agua. Por otro lado, el monitoreo de las estructuras sumergidas, además de constatar la evolución de los procesos de colonización natural, también permite detectar la posible llegada de especies invasoras.
Las ocho estructuras instaladas anteriormente en el interior del Puerto de Tarragona son conocidas como LBU (Life Boosting Unit o «unidades potenciadoras de vida»). Se trata de estructuras sumergidas y fijadas a las paredes de hormigón de los muelles, que actúan como microarrecifes que imitan ecosistemas reales.
Su monitoreo ha permitido constatar que han sido colonizadas por más de 32 especies, que han contribuido a fijar más de 133 kg de CO2 y han supuesto la acumulación de más de 314 kg de biomasa. Algunas de las especies más observadas en el Puerto de Tarragona son moluscos de la familia Balanidae y del género Mytilus, algas rojas del orden de las Ceramiales, hidrozoos como Eudendrium racemosum, briozoos Schizoporella errata y poliquetos como Spirobranchus triqueter.
Sistema pionero
En cuanto a los ocho nuevos arrecifes instalados recientemente en el Parque Subacuático, la empresa Ocean Ecostructures ha adaptado su tecnología pensada inicialmente para muros de hormigón sumergidos de los muelles, al lecho marino. El nuevo sistema de anclaje, conocido como «Seabed», está diseñado para favorecer la adherencia y colonización de especies bentónicas marinas. Se han dispuesto estratégicamente en dos grupos de cuatro unidades, formando círculos para crear un espacio atractivo para las especies marinas. Las estructuras se sitúan entre los 20 m y los 22 m de profundidad en una zona con fondos arenosos. Entre ambas zonas se ha colocado una cuerda blanca para poder encontrar los dos grupos de arrecifes en condiciones de poca visibilidad.
Un proyecto visitable
Para visitarlos, se pueden hacer inmersiones directamente con la Sociedad de Exploraciones Submarinas (SES), que actualmente gestiona el espacio del Parque Subacuático del Puerto de Tarragona, o a través de los diferentes centros de buceo autorizados. Cabe destacar que, además del monitoreo de los nuevos arrecifes que realizará directamente Ocean Ecostructures, la SES también colaborará con seguimientos esporádicos durante sus inmersiones.
El Port de Tarragona continuará impulsando proyectos de recuperación y mejora de los hábitats marinos con el objetivo de conseguir un anillo azul que garantice el buen estado ambiental del ecosistema marino que lo rodea. Estos proyectos tienen la voluntad de frenar y recuperar a escala local la pérdida de biodiversidad que se está sufriendo a nivel global en los mares y océanos.
Además, recuperar la vida marina también supone contribuir a fijar carbono y reducir la concentración de emisiones en la atmósfera, es decir, mitigar los efectos del cambio climático. Un anillo azul rico en biodiversidad es también, de hecho, la mejor garantía de que una actividad tan tradicional y vinculada a Tarragona como la pesca pueda tener un futuro garantizado.