Tarragona creará un ‘muro’ de sensores para detectar fugas tóxicas de la petroquímica
Se situarán 142 de ellos en el polígono norte y 377 en el polígono sur. Se añadirán a los 56 ya instalados en la prueba piloto de este curso
El conseller de Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena, ha anunciado hoy que la próxima instalación de 519 sensores de sustancias químicas (142 al polígono norte y 377 en el polígono sur) crearán una barrera de detección de nubes tóxicas en caso de accidente.
Estos sensores se instalarán a partir de 2023 en el marco del Plan de Emergencia Exterior del Sector Químico de Tarragona (PLASEQTA) y se añadirán a los 56 que ya se instalaron en una prueba piloto (33 de sulfuro de hidrógeno y 23 de cloro) este ejercicio. Cuando se instalen los 519 previstos ahora, habrá 575 sensores de detección de escapes (10 veces más que ahora).
El conseller Elena ha hecho este anuncio en una reunión con los alcaldes de los 31 municipios del PLASEQTA que ha tenido lugar esta mañana en el edificio del CAT112 de Reus. Hace hoy un año el conseller ya explicó a los alcaldes los adelantos y planificación del PLASEQTA y se comprometió a volver para explicar la evolución de las previsiones hechas, tanto en cuanto al despliegue territorial de los sensores, como de las sirenas y también en otros aspectos como la realización de un simulacro de gran alcance.
La barrera de detección, que estará situada entre las industrias químicas y los barrios más próximos a estas, equivale además de 46 kilómetros en total si sumamos las diferentes mallas para detectar los diversos productos (15, 6 km en el polígono norte y 30,85 km en el polígono sur) que transcurren en 9 municipios: 4 en el sur (Tarragona, La Canonja, Reus y Vila-seca) y 5 en el norte (La Pobla de Mafumet, El Morell, Perafort, Constantí y Els Pallaresos).
Si a esta nueva malla se suma el anterior perímetro correspondiente a los 56 sensores de la prueba piloto, las diferentes tramas de sensores cubren una superficie de más de 50 kilómetros lineales y se sitúan entre las industrias y las más de 96.000 personas que viven en la zona más inmediata a estas (en datos del censo, 88.500 a la zona más próxima en el polígono sur y 8.000 en la zona del polígono norte).
“En caso de producirse un escape tóxico que saliera de las industrias y el viento lo empujara hacia estas zonas habitadas, la malla de sensores la debería detectar y dar el aviso de confinamiento en la población en coordinación con los Ayuntamientos afectados”, ha explicado Joan Ignasi Elena.
Los sensores que se instalarán detectarán los siguientes productos: dióxido de azufre (102), óxido de etileno (93), sulfuro de hidrógeno (57), cloro (70), amoníaco (48), cloruro de hidrógeno (51), fosgè (67) y acrilonitril (31). Está previsto que los sensores se instalen en diferentes apoyos: farolas de alumbrado, torres eléctricas, palos de hormigón de torres de electricidad, palos de madera de cableado de electricidad y en paredes de edificios.
Según ha explicado el conseller, “estos datos corresponden al proyecto técnico que la Dirección General de Protección Civil ha elaborado a lo largo de los últimos meses a partir también de la experiencia de la prueba piloto de 23 sensores de cloro en el polígono sur y 33 sensores de sulfuro de hidrógeno en el polígono norte instalados en 2021. Actualmente, Protección Civil está redactando los documentos por la licitación del contrato en los próximos meses y que se ejecutará en 2023”.
Por polígonos la distribución es la siguiente:
En el Polígono Norte de Tarragona se instalarán 142 sensores nuevos: 59 sensores de dióxido de azufre, 26 de óxido de etileno, 57 de sulfuro de hidrógeno.
En el Polígono Sur y Puerto de Tarragona se instalarán 377 sensores: 43 de dióxido de azufre, 70 de cloro, 48 de amoníaco, 67 de óxido de etileno, 51 de cloruro de hidrógeno, 67 de fosgè y 31 de acrilonitril.
La instalación de los sensores se ha hecho de acuerdo con la situación de las industrias y los productos que elaboran o almacenan y los estudios de accidentabilidad elaborados por los responsables de seguridad industrial y la dispersión de tóxicos que contemplan.