Tarragona ausente en la toma de posesión
El alcalde Rubén Viñuales no se presentó al retorno del PSC al Palau de la Generalitat
La ciudad de Tarragona es una de las más importantes de Catalunya. No es una cuestión de guerras de campanarios. Es una realidad. Hay una queja histórica de que su voz, su peso político, no está suficientemente representado. Nos quejamos desde hace años que Barcelona no nos escucha, que los demás siempre son más relevantes. Pero no todo es culpa de los demás. Y llegamos al quid de la cuestión. Hay ocasiones en las que no se puede faltar. Sin excusas. Sin matices. La toma de posesión de Salvador Illa como president de la Generalitat de Catalunya es una de esas ocasiones en las que un alcalde de Tarragona no puede faltar. No porque Salvador Illa sea socialista, que también. No porque es el retorno del PSC al Palau de la Generalitat tras 14 años en la oposición, que también. No porque la semana que hemos vivido ha sido, como poco, intensa y alucinante políticamente hablando, que también. Sencillamente porque el alcalde de Tarragona tiene la obligación de ser el líder de la demarcación, por peso político y por historia. Nos quejaremos de nuevo, pero a veces tenemos lo que nos merecemos. El primer anuncio del gobierno Illa es el nombre de un tarraconense. Se habla de una consellería estratégica para Tarragona, incluso de un comisionado para agilizar todos los proyectos de nuestra demarcación. Pero el alcalde de Tarragona decidió no asistir. Su ausencia es desconcertante (todo el mundo ha tenido que suspender sus vacaciones). La máxima representatividad era ayer para la alcaldesa de Reus que cumplió con su rol insitucional. Tarragona debía estar ahí, junto a Lleida y Barcelona. Su ausencia es dolorosa.