Solo el 11% de tarraconenses usa el transporte público para ir a trabajar
Una encuesta del INE revela las deficiencias de las conexiones. Siete de cada diez acuden en su coche a la oficina. Más de 22.000 personas destinan hora y media cada día en desplazarse
A trabajar, mejor en el coche propio. El eterno debate de los déficits en la movilidad territorial en el Camp de Tarragona y el Ebre se las ve en una encuesta reciente del INE con una estadística contundente: solo el 11% de los tarraconenses va a trabajar en transporte público, ya sea en bus o tren. Un mayoritario 67%, casi siete de cada diez, lo hace en coche, un 18% goza del privilegio de ir andando y un 4% apuesta por la moto o la bicicleta.
Pero lo más llamativo es que casi uno de cada diez está insatisfecho con la forma en la que se tiene que desplazar a su centro de trabajo. Ahí se incluye una población de más de 16 años y, por tanto, también a aquellos alumnos que van a estudiar. Desplazarse es un engorro para muchos. He aquí algunos datos que arroja el informe: cuatro de cada diez tarraconenses se tienen que desplazar diariamente a otro municipio de la provincia, y también supone una notoria inversión de tiempo.
La mayor parte de ciudadanos, un 32,5%, dedican entre 20 y 39 minutos, pero hasta un 6,5% (más de 22.000 personas) destinan hora y media o más cada día. Puede parecer mucho, pero no dista tanto del ejemplo tipo de una persona de Tarragona que trabaja en el centro de Reus a jornada partida: 30 minutos de media en cada trayecto se traducen aproximadamente en más de hora y media perdida cada día en la carretera.
Las mujeres usan más el transporte público que los hombres y los jóvenes lo emplean más que los mayores. El informe refleja una paradoja en las grandes ciudades: hay más transporte público para acudir a la oficina pero a la vez se tarda más en los desplazamientos. Un ejemplo es lo que ocurre en Barcelona, donde el 12% de la población, seis puntos más que en Tarragona, tarda más de 90 minutos en el viaje de casa a su puesto.
Esa regla de tres de que, a ciudad más grande, menos coche, también se reproduce en la provincia si se consideran las dos urbes principales que han sido estudiadas. En Tarragona capital el 58,2% de las personas utiliza el vehículo particular para trabajar, un porcentaje que en el caso de Reus se eleva al 62,2%, cuatro puntos más. Como vasos comunicantes, eso impacta en la movilidad púbica. En Tarragona un 15,1% usa el tren o el bus mientras que en Reus el porcentaje se queda en un 10,9%. Los porcentajes de gente que va andando o en otro tipo de medio son idénticos en ambas ciudades. En la capital provincial hay menos de necesidad de desplazarse que en la ciudad del Baix Camp: el 57% de los tarraconenses trabajan o estudian en el mismo municipio, algo que solo hace el 47% de reusenses.
Balances, todos ellos, que vienen a corroborar la sensación de lo mejorable que es la movilidad en entornos como el Camp de Tarragona. «Los datos son siempre malos y no hay forma de remontar. El primer problema es ambiental. El transporte es responsable del 28% de las emisiones y de alguna forma tenemos que cambiar eso», reconoce Daniel Pi, portavoz de la Associació per a la Promoció del Transport Públic (PTP).
El monopolio de lo privado
Solo en tres ciudades, Barcelona, Madrid y Bilbao, el transporte público tumba el monopolio generalizado del coche, también por el peso del metro. La realidad de las áreas de Tarragona o Reus es muy diferente. «Siempre habrá algunos itinerarios que no estarán cubiertos, zonas en las que el transporte público no llegará nunca, pero no en ámbitos urbanos, y pienso en la gran conurbación entre Tarragona, Reus, Salou, Cambrils y Vila-seca, en la que tenemos que crear un sistema mucho más eficiente», describe Daniel Pi.
El otro frente al que alude Pi es de tipo económico y entronca con las bonificaciones que se están dando para fomentar el uso. «Usar mucho el coche puede disparar la factura de una familia, que de otra manera, con un buen transporte público, podría destinar esos recursos a otras cosas. También hablamos de un tema de equidad social. Si no tenemos un buen transporte, estamos condenados a la no-movilidad», apunta.
Mejoras en los polígonos
¿Cómo hacerlo? Josep Lluís Aymat, director general de la Federació Empresarial d’AutoTransports de la Província de Tarragona (FEAT), indica que «la mayor parte de trabajos están en los polígonos y la comunicación en transporte público podría mejorarse».
Aymat detecta un problema. «Hay empresas que contratan autocares para el transporte. Hay compañías que están obligadas a hacerlo pero la inmensa mayoría de empleados no quiere ir», apunta. Por eso Aymat propone: «Habría que prestigiar y dar algo más de valor añadido a ese transporte, para que no se vea solo como una solución de ahorro económico para aquellos que no pueden ir en coche. Habría que dar otra motivación más allá de la económica».
Daniel Pi, en sus propuestas, apunta que «un mejor transporte no quiere decir necesariamente más, sino que hablamos de una mejor coordinación, sin barreras absurdas, con diferentes modos que empalmen, para que hacer un transbordo no sea un milagro».
En ese sentido, Pi «denuncia un sistema ferroviario que no está preparado, aunque esperemos que el tranvía lo empiece a corregir» y cuestiones «sin ningún tipo de lógica como que el bus urbano no pueda salir del municipio y el interurbano entrar». Pone un ejemplo: «No hay ningún motivo por el que los buses urbanos no puedan llegar a la Estació del Camp. Y no estoy yendo en contra de los operadores, sino que propongo un transporte que mezcle ambos modos y pueda ser más eficiente».
El portavoz de la plataforma por los medios públicos en Tarragona también pide que «las empresas faciliten el transporte a sus trabajadores, ya que estamos ante un tema legislativo y están obligados» y reclama arrojo y valor a los ayuntamientos: «Las ciudades tienen que ser valientes a la hora de desincentivar el uso del coche. Sé que es impopular pero mientras aparcar en el centro 12 horas valga tres euros no lo arreglaremos».
La edad importa: el 27% de los jóvenes tarraconenses sí van en bus o en tren
El estudio del INE, que desglosa a nivel provincial e incluso municipal, también tiene en cuenta franjas de edad. Las dinámicas cambian en función del perfil. A más juventud, más empleo del transporte público, ya sea por conciencia ambiental, por ahorro económico o por la imposibilidad de adquirir un coche propio. Un 27% de los menores de 30 años acude en bus o en tren a trabajar o estudiar –la cifra general es del 11%–.
Las proporciones cambian drásticamente en los segmentos siguientes, hasta el punto de que solo el 6,4% de los que tienen más de 50 años emplean el transporte público para ir a la oficina. En términos absolutos, las diferencias son abrumadoras: 24.600 jóvenes van en bus o tren y solo 5.900 de entre los de más de 50 hacen lo propio.
También en esta cuestión hay una brecha de género muy claramente perceptible en las comarcas tarraconenses. El 72,5% de los hombres apelan a su vehículo propio para desplazarse y solo un 7,3% reconoce moverse en transporte público cuando afronta sus obligaciones diarias. En cambio, el 61% de mujeres utiliza su coche –11 puntos menos que ellos– y un 15% va en bus o tren a su puesto de trabajo.
En valores absolutos, las mujeres que van diariamente en autobús a su empleo duplican a los hombres. Ellas prefieren ir caminando pero son ellos los que más se desempeñan con la moto o la bicicleta.