Serveis Socials atiende a uno de cada diez tarraconenses

El número de usuarios aumentó con la pandemia y no ha bajado. Quienes les atienden
usan desde la música hasta los grupos de padres para tratar de mejorar sus vidas

Uno de cada diez tarraconenses es usuario de Serveis Socials. Este año, hasta mediados de diciembre, ya se había atendido a 13.321 personas. La cifra creció con la pandemia, y si en 2018 el Institut Municipal de Serveis Socials de Tarragona (IMSST), atendía al equivalente del 8% de la población de la ciudad, la cifra pasó al 9% en los años 2019 a 2021 y creció hasta el 10% entre el 2022 y el 2023.

Pese al volumen creciente de usuarios, los profesionales de Serveis Socials siguen siendo «los grandes desconocidos», como reconocía el alcalde, Rubén Viñuales, hace unos días en la jornada ‘Històries de l’IMSST, històries de vida. Compartim experiències’ que se celebró en el Seminari. El encuentro, que tuvo lugar por primera vez, sirvió para obtener una fotografía panorámica de la situación en la ciudad.

En esa foto destacan las grandes diferencias entre barrios. Si en la zona centro se atiende al 8% de los habitantes, en Sant Pere i Sant Pau son el 9%, en Ponent el 13% y en Sant Salvador suben hasta el 14%.

Justamente Sant Salvador es el barrio propuesto por el Ayuntamiento de Tarragona para participar en el programa Barris amb Futur de la Generalitat de Catalunya.

Para participar en dicho programa el IMSST y el Institut Català de la Salut, junto con entidades del barrio, elaboraron un informe de calidad de vida en el mismo. Entre los resultados destacaba que las problemáticas que más se atienen en Sant Salvador son las dificultades económicas (63,3%), el apoyo a la discapacidad (12%), problemas legales de extranjería (8,9%) y dificultades de inserción laboral (7,6%).

En cuanto a la edad de las personas atendidas en el conjunto de la ciudad destaca que el porcentaje más alto de mayores de 65 años se da en el centro (el 29%) y el más bajo en Sant Salvador (el 15%).

Estas necesidades han hecho también que la plantilla del IMSST crezca de los 120 profesionales de 2018 a los 152 actuales. A la par ha crecido, además, el presupuesto. Si en 2018 era de 10.576.344€ el año que viene será de 14.130.617€.

Tirar de ingenio

Pero más allá de a cuántas personas se atiende está el cómo. Y las jornadas permitieron hacerse una idea de cómo los profesionales tiran de ingenio, más allá de lo que está pautado en sus puestos, para mejorar la vida de los usuarios o, simplemente, para llegar donde los recursos no alcanzan.

Un ejemplo claro de esto último es el programa ‘Benvigudes i benvinguts a Tarragona’, ideado por el equipo de la Zona Centre. Los profesionales se dieron cuenta de que las personas recién llegadas a la ciudad comenzaban una peregrinación «de administración en administración» para tratar de resolver todo tipo de dudas.

Con las listas de espera colapsadas, a los profesionales (todos participan de manera voluntaria) se les ocurrió ofrecer reuniones de acogida grupales algunas tardes para resolver todo tipo de dudas y saber exactamente qué necesitaban las personas recién llegadas. En hora y media, todos los participantes salen con una idea clara de a dónde dirigirse y hasta se ayudan entre ellos. De las 552 familias que han atendido hasta ahora, el 37% en realidad no necesitó una cita de Serveis Socials.

El poder del arte

Algunas de las experiencias puestas en marcha por los profesionales tienen el arte como herramienta. Un ejemplo es la iniciativa de las técnicas del Punt d’Atenció a Persones Sense Sostre, PASS junto con la Orquestra Camerata XXI.

Foto de familia del equipo del Institut Municipal de Serveis Socials en la jornada que se celebró en el Seminari. Foto: Cedida

Seis personas sin techo se apuntaron a las cinco sesiones de musicoterapia que les ofrecían y acabaron tocando en el Teatre Tarragona. El vídeo en el que se les ve ocupándose de la percusión no tiene precio. «Esto les alimentó el alma a ellos y a nosotros», recordaba una de las técnicas.

La música también ha servido para trabajar con adolescentes de barrios que nunca pisaban el centro de la ciudad y que ahora vienen asiduamente al Espai Jove Kesse.

Otra iniciativa que se ha convertido en tradición es el Concurs Sant Jordi, que el año que viene llega a su quinta edición. Comenzó en 2021, cuando la pandemia no permitía que hubiera paradas en la calle. En la organización del concurso colaboran de manera voluntaria trabajadores de diferentes servicios y el año pasado llegó a los 200 participantes. La cita ha servido para poner en palabras historias de vida que parecen sacadas de una película.

La lista de iniciativas es larga e incluye un grupo de ayuda mutua de padres (hombres) o el programa ‘Dinem en companyia’, que se ha ido ampliando para dar una respuesta a la soledad no deseada entre las personas mayores.

Un árbol de los deseos

Al terminar de exponer las experiencias, los trabajadores del IMSST hicieron un árbol de los deseos con lo que necesitan para hacer mejor su trabajo. A la cabeza, por mucho, salió la necesidad de contar con recursos habitacionales para sus usuarios.

Viñuales reconoció que el equipo tiene cada día más competencias pero no más recursos y quiso poner en valor su trabajo.

La concejala de Serveis Socials, Cecilia Mangini, por su parte, recordó que el IMSST tiene una historia de más de 35 años y «el reto que tenemos por delante es promover unas políticas sociales adecuadas a la realidad social para ofrecer a la ciudadanía unos servicios de carácter público, con un sistema de gestión sostenible, equilibrado y de calidad».

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