Ricomà licitará ‘in extremis’ la basura con gritos y amenazas del comité de empresa
El delegado sindical, Ángel Martín de Sande, alerta en público al alcalde de que «esto no quedará así». Vidal (Junts) se desmarca de su partido del 28M y avala renovar el contrato
«Esto no quedará así. Ya nos veremos, tranquilo que ya nos veremos. De verdad, en serio, es vergonzoso. Pero lo que sí que tenéis que ver es que Tarragona perderá, tanto los ciudadanos como los trabajadores. Esto es lo que deberíais ver vosotros». De esta manera, con gritos y amenazas directas al alcalde, abandonó ayer la Sala Genius del Palau Firal i de Congressos el presidente del comité de empresa de la basura, Ángel Martín de Sande, después de que el pleno municipal aprobara volver a licitar su mayor contrato municipal gracias al voto de calidad del máximo representante municipal.
El resultado de la votación, que estuvo en el aire durante los últimos días, se resolvió tras el empate a 13 entre el sí y el no, con la abstención de En Comú Podem. En este sentido, Esquerra, Junts per Tarragona, CUP y Hermán Pinedo avalaron impulsar de nuevo la licitación del servicio, mientras que PSC, PP, Ciutadans, Sonia Orts (que el 28M irá en las listas del PSC) y José Luis Calderón rechazaron esta posibilidad. Por ello, el punto 36 del orden del día lo desempató el alcalde, que de esta forma logró reactivar in extremis el proceso cuando falta justo un mes para las elecciones municipales. Pese a ello, ayer tuvo que avalarse la «continuidad» de la concesión, ya que su vigencia caducaba este viernes y, ahora, se seguirá prestando sine die hasta que se logre adjudicar el nuevo contrato.
Vigente desde el año 2002
De esta forma, después de que la primera licitación del pasado otoño quedara desierta, ayer el consistorio tarraconense aprobó volver a intentar renovar un contrato que está vigente desde el año 2002, tras ser prorrogado en 2010, y que se preparó en el siglo XX. «Desde 2013, lo que pagamos a la empresa ha crecido un 25%, pero a los trabajadores solo se les ha repercutido el 14%, un 7% en los dos últimos años. Da asco que el sindicato no defienda a sus trabajadores. ¿A quién responde? ¿A quién defiende? Es vergonzoso», indicó el primer teniente de alcalde y concejal de Serveis Generals, Jordi Fortuny (ERC), tras el «portazo» de pocos minutos antes del presidente del comité de empresa contra Ricomà. Cabe recordar que, en un audio del pasado mes de febrero, se reveló que el máximo representante sindical pidió a los empleados de FCC el voto para el PSC, ya que considera que su candidato –Rubén Viñuales– «es uno de los nuestros, gent del barri». Poco después también anunció una huelga preventiva por Semana Santa que, finalmente, no se llevó a cabo.
«Un final para olvidar»
Paralelamente a los gritos y amenazas, la votación llegó al empate porque finalmente la concejal de Contractació, Elvira Vidal (JxTGN), votó a favor de licitar de nuevo el servicio pese a que su candidatura en las elecciones del 28M –Junts per Catalunya– pide paralizar el proceso hasta el próximo mandato. «Agradezco a Jordi Sendra que respete mi voluntad, trabajo e independencia», afirmó ayer la concejal del gobierno municipal, quien añadió que «Tarragona merece estar limpia. Con el contrato actual no era así porque tenía más de 22 años. El pliego se ha revisado y mejorado. Queremos un servicio de calidad».
Desde la oposición, la portavoz del PSC –Sandra Ramos– aseguró que la aprobación de la licitación de ayer «es el colofón final de un mandato para olvidar», recordando que el paso se da «en tiempo de descuento, cuando solo falta un mes para las elecciones». Sobre el nuevo contrato, la edil socialista criticó que «aumenta el precio de forma encubierta», a la vez que lamentó que el ejecutivo de la Plaça de la Font «no asuma ningún tipo de responsabilidad», cuando «el anterior concurso quedó desierto y la ciudad está sucia». Finalmente, los Comuns se abstuvieron «tras 22 años de vergüenza», según indicó la edil Àngels Pérez, quien recalcó que «desde 2002 el municipio ha tenido un contrato obsoleto y una retahíla de prórrogas de las que no se puede estar ni orgulloso ni sacar pecho».