Ricomà: «Este mandato ya hemos comprometido más de 350 millones en inversiones»
El alcalde reivindica en su conferencia la «capacidad negociadora» por «hacer frente a deudas pendientes desde hacía décadas» y «arreglar los pufos de anteriores mandatos»
Ricomà pasa al ataque. A solo un año para las próximas elecciones municipales de 2023, sin POUM ni presupuesto para este año pero con la crisis de la pandemia de la Covid prácticamente superada, el alcalde de Tarragona reivindicó ayer la «capacidad negociadora» del gobierno municipal que lidera Esquerra Republicana desde 2019 (primero con En Comú Podem y, desde hace un año, con Junts per Tarragona y CUP) para «hacer frente a deudas pendientes con Tarragona desde hacía décadas» y «arreglar los pufos de los anteriores mandatos» encabezados por el PSC.
«Hasta el momento, ya hemos logrado comprometer más de 350 millones de euros en inversiones públicas que se ejecutarán durante el próximo mandato», indicó ayer el máximo representante municipal durante la conferencia Avancem cap a la Tarragona inclusiva, sostenible i cohesionada que llevó a cabo en el Teatre Metropol ante la presencia de unas 150 personas, entre las que se encontraba el alcaldable de ERC por Barcelona, Ernest Maragall.
«Se nos podrá decir que no los hemos resuelto todos, es verdad, pero lo que no se nos podrá decir es que no los estamos trabajando» reivindicó Ricomà, quien añadió: «además de arreglar pufos de los últimos mandatos –como la retirada del insalubre Jardí Vertical de la Tabacalera y la plataforma del Miracle–, hemos desbloqueado temas antiguos como el Fòrum Judicial, la Ciutat de Repòs y la Necròpolis. Y estoy seguro de que no serán los últimos» aseguró el alcalde, quien asimismo citó el nuevo Hospital Joan XXIII, Ca l’Agapito o el traspaso de carreteras estatales como ejemplos de inversiones que también está previsto que lleven a cabo en los próximos años el Gobierno Central y la Generalitat en la ciudad de Tarragona.
«En tranvía para coger el AVE»
Todo este paquete de inversiones, según Pau Ricomà, consolida a la ciudad de Tarragona como la capital «demográfica, económica e histórica» de una área metropolitana que «debe aspirar a ser una realidad administrativa» para ser la «punta de lanza del reequilibrio territorial de Catalunya». Para ello, el inquilino del principal despacho de la Plaça de la Font destacó la necesidad de impulsar el uso del transporte público para vertebrar el Camp de Tarragona. «Su utilización solo es de un 18%, con una huella de carbono que debemos reducir mucho».
En este punto, el líder de la formación republicana se marca un proyecto como eje clave de futuro: el tranvía. «Desde Tarragona presentamos alegaciones que fueron aceptadas y que supondrán un beneficio indiscutible para el conjunto del territorio», recalcando que «se está trabajando en la propuesta de Tramcamp que enlace Tarragona y Vila-seca para seguir hasta Reus, o en dirección a Salou y Cambrils, con un trazado que vaya hasta la Plaça Imperial Tarraco, entrando en La Canonja, Bonavista, Campclar y Torreforta». Este recorrido, según Ricomà, situará a los barrios de Ponent «en el centro de la movilidad del Camp de Tarragona» de los próximos años, facilitando la llegada en tranvía desde el centro de Tarragona a la nueva estación de alta velocidad de Vila-seca, en el sur del aeropuerto. «Podremos ir a buscar el AVE en tranvía», afirmó para ejemplarizar el avance.
Iqoxe y la oportunidad del POUM
Durante este mandato, aparte de la Covid, dos han sido las principales crisis que ha sufrido el ejecutivo de la Plaça de la Font: el accidente de Iqoxe y la anulación del POUM por parte del Tribunal Supremo. «La explosión puso de relieve interrogantes sobre la gestión técnica y las relaciones laborales en la empresa, pero también una profunda brecha en la confianza entre vecinos e industria que es necesario recuperar con mejoras técnicas, de transparencia y comunicación», afirmó Ricomà sobre la convivencia con el complejo petroquímico, a la vez que reiteró que «fuimos la primera institución en reclamar la recuperación del Plaseqta».
Paralelamente, a finales de 2020 se anuló el plan urbanístico vigente, un inconveniente que el alcalde también plantea como una «oportunidad» para configurar una nueva ordenación territorial de la ciudad que sea «mucho más adaptada a las necesidades medioambientales y sociales» y que transforme Tarragona «en una ciudad para todo el mundo y adaptada a los nuevos tiempos en la que la calidad esté por encima de la cantidad».
Por ello, Ricomà tiene claro que su Tarragona del futuro «debe ponerse límites en su crecimiento en extensión», renunciando a proyectos como la Budellera, y apostar por la «rehabilitación y la regeneración», creciendo únicamente «por aquellas zonas que nos aporten valor añadido, como es coser Ponent y Nord con el centro». La receta de Ricomà, pues, está clara: «dar un giro absoluto respecto a épocas pasadas», esquivar los grandes eventos efímeros y las obras faraónicas y apostar por Tarragona como la ciudad con mayor calidad de vida del Mediterráneo».