Récord de bajas laborales en Tarragona, la mayoría por salud mental

Los permisos médicos suben en la provincia un 74% tras la Covid, un récord que no se vio ni en la burbuja. Influye la ansiedad en jóvenes o el tapón sanitario en áreas como traumatología

Las bajas médicas se disparan en Tarragona hasta alcanzar registros históricos. Todos los indicadores al respecto apuntan a ese aumento. En 2022 se tramitaron 51.535 permisos en las comarcas tarraconenses, un 27% más que en el año anterior, y un 74% respecto a 2019, antes de la pandemia. Hay que tener en cuenta que hay más trabajadores dados de alta en la Seguridad Social y, por tanto, proporcionalmente se dan más bajas.

Pero si consideramos la incidencia de las incapacidades temporales por cada 1.000 trabajadores también se percibe claramente ese aumento notorio. En 2022 hubo 52,47, el dato más elevado de toda la serie histórica, incluyendo ahí los balances que había en la burbuja inmobiliaria, con sus apabullantes cifras de empleo.

Las causas son variadas. Una de ellas es el mismo progreso económico. El aumento de los permisos es fruto de la bonanza en el empleo. «Ese mal comportamiento se suele producir normalmente en etapas de expansión económica», apuntan desde la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT). Pero hay otros factores en liza, como los efectos de los problemas al alza de la salud mental o el tapón que generan las listas de espera sanitarias en ámbitos como la traumatología. Ese colapso alarga la duración de las bajas ante la tardanza en acceder a una operación.

Cuestión de expectativas

Mercè Puig, secretaria general de CCOO en Tarragona, admite que «hemos visto un aumento de las bajas médicas y la salud mental tiene mucho que ver». La Covid ha terminado de aflorar una vulnerabilidad psicológica que se traslada a ámbitos profesionales. Puig denuncia, asimismo, problemas en la gestión de este tipo de incapacidades: «Nos encontramos con que las mutuas no se hacen cargo muchas veces, entonces la gente tiene que ir a su médico de cabecera y todo se hace mucho más farragoso. Si la persona afectada cree que su dolencia es de origen laboral, entonces tiene que ir al INSS y allí rellenar un documento que no es sencillo. Nos encontramos con personas que vienen a pedirnos ayuda porque se les pone muy complicado». Puig indica que «a veces estas enfermedades cuestan más de demostrar».

Joan Llort, secretario general de UGT en Tarragona, también coincide: «Desde la pandemia el tema psicosocial ha aflorado mucho, en cuestión de estrés laboral. Se ve sobre todo en personas jóvenes de 30 a 35 años, con trabajos estresantes o en situaciones que quizás no les hacían cumplir con las expectativas». Llort lamenta que «cuando hablamos de salud laboral lamentablemente todo el tema mental o psicosocial sigue quedando muy de lado y, además, si no se analizan y calculan bien las cargas de trabajo, se genera toda esa tensión que pasa factura».

La mayoría de los indicadores muestran una evolución al alza. Entre 2019 y 2022, los días de baja acumulados en la provincia han crecido un 63% y superaron el pasado año los 1,4 millones, según los datos de la Seguridad Social. También han subido el número de procedimientos que estaban en vigor al final del periodo: en 2019 eran 2.599 y en 2022 fueron 4.393. Es un aumento del 69%.

Estrés laboral

Jordi Daniel, médico en el CAP de Salou y miembro de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (CAMFiC), detecta «un incremento de bajas por temas como ansiedad y por estrés laboral, en personas jóvenes a las que les cuesta adaptarse».

Daniel, como otras voces, también apunta a una derivada que está influyendo en esta acumulación de incapacidades: «Nos encontramos con bajas que hay que seguir manteniendo por culpa de algunas listas de espera, como en traumatología. Imaginemos a un hombre joven con una lesión en un tendón, en el hombro, del que se tiene que operar. Mientras no lo hace, no puede trabajar y eso dilata su baja en el tiempo».

Otros datos al respecto los ofrecen los diferentes estudios de la patronal del sector, la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT). En 2021, se dieron 86.817 bajas en Tarragona, que se dispararon a 123.865 en 2022, un 42% más. En 2019, hace cuatro años, el saldo se quedó en 98.711 procedimientos.

La asociación ha dado la voz de alarma. Mantiene que el problema de las bajas «no puede esperar más», y «en este sentido las Organizaciones Empresariales y las Sindicales han mostrado su máxima sensibilidad, tal y como ha quedado reflejado en el Capítulo VII del V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva». En ese documento reciente tanto empresas como sindicatos plasman su «preocupación por los indicadores de incapacidad temporal» de contingencias comunes.

La inercia se está prolongando aún más este año. La AMAT sostiene que «en el primer trimestre de 2023 el número de procesos iniciados respecto a 2022 ha crecido un 33,5% y el gasto en prestaciones económicas un 9,4%».

Las mutuas admiten que «el impacto que tiene el absentismo es inmenso, afectando significativamente a la competitividad de las empresas, sin olvidar el incremento del coste que supone para el Sistema de Seguridad Social, cuyas cuentas se ven mermadas debido al aumento del número de procesos de incapacidad temporal».

Algunas justificaciones al alto número de incapacidades tienen que ver con los procedimientos y las formas. Ariadna Guixé, responsable de relaciones laborales y negociación colectiva de Pimec, reconoce «un incremento de bajas médicas que aumenta el coste directo para las empresas y las mutuas, que se está disparando».

A esa casuística, se añaden obstáculos como «una lentitud en la comunicación de las bajas», lo que provoca, a juicio de Guixé, «graves perjuicios para las empresas».

Hasta cinco días de demora

Desde este pasado 1 de abril, el trabajador ya no tiene que entregar el parte de baja médica o incapacidad temporal a su empresa, sino que las comunicaciones se hacen por vía telemática entre las Administraciones y dicha empresa, según el Real Decreto 1060/2022, de 27 de diciembre.

Guixé señala que «lo que debería haber agilizado los procesos está generando muchos problemas» ya que «la normativa prevé unos plazos que no se están cumpliendo. Entre que el trabajador enferma y la empresa tiene conocimiento de esa baja, pueden pasar ocho días incluso, aunque la media es de cinco, pero es algo que debería ser inmediato, al día siguiente. En ámbitos de la geriatría o de la salud, es muy problemática. No sabes que tienes a una persona de baja y tampoco eres consciente del alta. De forma que te puedes encontrar con sustituto y sustituido a la vez», indica Guixé.

Joan Llort, desde UGT, apunta a otra disfunción en el sistema: «Hay un volumen de gente con enfermedades de larga duración a los que, en un momento dado, se les da de alta automáticamente, sin revisión, sin una evaluación. Tienen que volver al puesto sin estar recuperados y a los pocos días vuelven a pedir la baja. Eso también satura».

Una factura de 264 millones en Tarragona

Las bajas médicas en Tarragona supusieron el año pasado una factura global de 264 millones de euros. De esa cantidad, las mutuas tuvieron que asumir un coste de 144,8 millones en prestaciones. El coste directo para las empresas fue de 119,2 millones, según los balances de 2022 de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT).

La entidad lamenta «que la separación de funciones entre quien satisface la prestación económica (Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social y Entidades Gestoras de la Seguridad Social) y quien presta la asistencia sanitaria (los servicios públicos de salud) conlleva una excesiva carga burocrática».

Todo ello, «unido a la carga asistencial y a las listas de espera de los servicios de salud, da lugar a una innecesaria duración superior de los procesos de contingencias comunes».

Esta patronal apunta a la necesidad de que las mutuas «puedan prestar asistencia sanitaria y emitir altas médicas» en estos procesos, lo que redundaría en «una mejora de la competitividad para las empresas, que son quienes financian las prestaciones, y, por ende, para las cuentas de la Seguridad Social y la economía».

Población envejecida

El informe de AMAT señala que en Tarragona los contratos temporales fueron los que sufrieron bajas de más duración: 31,1 días de media, frente a los indefinidos (29,4).

El envejecimiento de la población activa también puede ser otro factor que eleve el volumen de estas prestaciones. El estudio apunta que en la provincia «fueron los trabajadores protegidos con una edad de entre 16 y 20 años los que tuvieron una duración media menor, 15,95 días». Mientras, el tiempo fue mayor en los empleados con más de 70 años. En ese perfil la espera se ubicó en 110,14 días de media.

Especial incidencia tienen las patologías traumatológicas, que merecen un capítulo aparte. En 2022 hubo más de 29.000 bajas de ese tipo en Tarragona, con una duración media de casi 58 días. La factura de ese tipo de dolencias sube a los 111,3 millones. De ellos, 65,3 son a cargo de las mutuas y 46 van a cuenta de las empresas.

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