Pesadilla en Tarragona: «Un año después del incendio en mi edificio, todavía no he podido volver a casa»
Esta es la historia de Montse Alabart, una vecina de la calle Reial, que lleva casi un año mendigando un sofá a familiares y amigos y con su ropa en bolsas de plástico
«Hace un año que se incendió mi casa y, casi un año después, todavía no he podido volver. Voy de casa en casa, pidiendo sofás y favores. No puedo más». Esta es la historia de Montse Alabart, una mujer de 49 años que el pasado 6 de noviembre de 2023 vio cómo su mundo daba un giro de 180 grados, después de producirse un fuego en el edificio donde vivía, en la calle Reial, número 9. Desde entonces vive un auténtico infierno y responsabiliza al Ayuntamiento de su situación.
Empecemos por el principio. Eran las siete y media de la mañana del día 6 de noviembre de 2023, cuando Montse se levantaba para ponerse a teletrabajar. «Estaba encendiendo el ordenador y empecé a escuchar gritos. Salí a la escalera y vi mucho humo negro. Los vecinos salíamos corriendo a la calle, en pijama», recuerda Montse. Uno de los pisos estaba en llamas y el humo se veía desde cualquier punto de la ciudad. El edificio quedó desalojado, con un herido por inhalación de humo. Una vez los bomberos pudieron extinguir el fuego, los vecinos pudieron entrar en sus casas a buscar sus pertenencias acompañados por un bombero.
Fue en ese momento cuando uno de los bomberos le dijo a Montse: «Yo ya sabía que esto pasaría». Y es que el estado de la instalación eléctrica del edificio estaba muy deteriorado. La mayoría de vecinos están conectados ilegalmente a la luz, lo que se conoce como con la luz pinchada. «Unos meses antes del incendio, noté olor a quemado y llamé a Bomberos y Guàrdia Urbana. No era la primera vez que lo hacía», explica la afectada. El Ayuntamiento conocía el estado del edificio, y más teniendo en cuenta que uno de los pisos es propiedad del Servei Municipal de l’Habitatge (SMHAUSA) y que los dos locales de la planta baja son del Ayuntamiento. Uno es la antigua e inutilizada sede de la asociación de vecinos del Barri del Port y, el otro, lleva años ocupado de forma ilegal. Como dato curioso, SMHAUSA es quien tiene la presidencia de la comunidad.
«Llevaba años informando a la Urbana y al Ayuntamiento de la situación de peligro en la que vivíamos. El cuadro eléctrico suponía un riesgo real. Al final, tuvimos el susto sin que nadie hiciera nada», comenta Montse. El incendio afectó a parte de la estructura del inmueble, que quedó precintado y sin poder ser habitado a la espera de reformas.
Después del incendio, parte de los vecinos –unas cinco familias, casi todos propietarios– fueron realojados y asistidos por los servicios sociales al tratarse de familias vulnerables. No fue el caso de Montse, quien tiene su trabajo y su nómina –pequeña, pero fija– mensual.
Y desde entonces, nada ha cambiado. Montse lleva casi un año mendigando un sofá y un techo donde cobijarse. Ha pasado por casa de familiares y de amigos. «Una cosa es que sea algo temporal, pero llevo un año sin vivienda. Tengo la ropa en bolsas», relata la afectada, quien añade que «mi situación es precaria, de casa en casa, pidiendo favores». Como no podía ser de otra manera, la salud mental de Montse también se ha visto resentida.
Durante este último año, la vida de esta tarraconense ha sido una pesadilla. «Una vez pedí un permiso para poder entrar a buscar la ropa de verano. Me habían desvalijado el piso. No me quedaba nada, ni la vitro. Me lo han robado todo», explica Montse.
En el edificio ya se han hecho muchas reformas y se han apuntalado muchas paredes para que los vecinos puedan volver a sus casas, pero, siempre, por una cosa o por otra, la vuelta se retrasa. «El Ayuntamiento se ha desentendido un poco de todo. No nos ha facilitado ni agilizado los trámites burocráticos», explica Montse. Por el momento, el Ayuntamiento no se ha pronunciado.
Piso inundado
Justo hace una semana, parecía que los vecinos podían volver a su casa. Solo faltaba que el arquitecto firmara el certificado de habitabilidad. La sorpresa fue que, al llegar, se percataron de que algunos de los pisos estaban totalmente inundados y destrozados a causa del último episodio de lluvias. «Ahora, tenemos que volver a pedir permisos y presupuestos para solucionarlo», dice Montse, totalmente desesperada.
La protagonista de esta historia pide ayuda a las administración para agilizar todos los trámites y así poder recuperar su vida anterior. Aquella que tenía antes del 6 de noviembre del año pasado.